23 de septiembre: por el fin de la explotación y el tráfico de mujeres

A menudo escuchamos hablar de la esclavitud como si fuese algo perteneciente al pasado, como si fuese una lacra que la humanidad ya ha conseguido dejar atrás. Nada más lejos de la realidad: la esclavitud no ha hecho otra cosa que cambiar de forma. Y una de las que mantiene su vigencia es el tráfico y explotación de mujeres, niñas y niños. Por eso cada 23 de septiembre desde 1999 celebramos una jornada internacional de reflexión, con el firme objetivo de terminar de una vez por todas y para siempre con esta práctica.

Los números publicados en el último Informe Mundial sobre la Trata de Personas publicado por la ONU demuestran que, por desgracia, estamos lejos de lograrlo. Se han detectado víctimas de 152 nacionalidades distintas en 124 países del mundo, dentro de al menos 510 redes de tráfico y explotación de personas. El 49% de esas víctimas son mujeres adultas, el 21% niñas, por un 18% de hombres adultos y un 12% de niños. Aproximadamente la mitad de todos estos seres humanos sufren explotación sexual.

La fecha del 23 de septiembre no se ha elegido por casualidad. Se instauró en enero de 1999 durante la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas que tuvo lugar en Dhaka (Bangladesh), en coordinación con la Conferencia de Mujeres. Se escogió esa fecha para conmemorar la promulgación de la Ley 9.143, el 23 de septiembre de 1913 en Argentina, también conocida como ‘Ley Palacios’. Fue la primera ley del mundo contra la prostitución infantil.

En una época en que el tráfico y la explotación de mujeres eran prácticas muy extendidas en aquel país, el diputado Alfredo Palacios luchó por una reforma en el Código Penal para prohibir definitivamente que los prostíbulos empleasen a menores; así como para enviar a la cárcel a todo aquel que facilitase o promoviese la corrupción o prostitución de mujeres. Un hito fundamental en una batalla que, más de un siglo después, continúa abierta.

La victoria definitiva no será posible sin que todos nos sumemos a esta lucha. La denuncia de cada posible caso y, muy especialmente, la educación en valores que conduzca a una concienciación general, son armas que todos tenemos a nuestro alcance. Y al mismo tiempo, a todos nos corresponde reclamar prevención y acción a las instituciones, las únicas capacitadas para desmontar las redes transnacionales que se lucran con la desgracia de miles de seres humanos.

 

Te dejamos bajo estas líneas un spot contra la explotación y el tráfico de mujeres. En YouTube podrás encontrar decenas de ellos, pero creemos que éste en concreto refleja a la perfección la realidad de las víctimas.