Huertos Montemadrid: semillas para la integración

Desde hace años, la Fundación Montemadrid trabaja por la educación integral de niños, jóvenes y adultos en el centro Ponce de León, un espacio educativo de referencia para la comunidad sorda –con clases bilingües en castellano y lengua de signos desde hace más de una década- y un lugar de desarrollo para personas adultas con discapacidad intelectual. En él ofrece alternativas y formación ocupacional así como otras herramientas útiles que les permiten construir un proyecto vital satisfactorio.

El centro es un ejemplo de integración, alumnos con y sin discapacidad conviven, aprenden los unos de los otros y viven con normalidad la diversidad. Es sin duda uno de los proyectos más veteranos de la Fundación y también un ejemplo de las acciones sociales que llevan a cabo. En abril abrieron en las instalaciones del centro los Huertos Montemadrid. Una iniciativa que entronca en un solo proyecto las áreas de trabajo de acción social, medio ambiente y formación de la Fundación, permitiendo que las instalaciones sean un lugar de esparcimiento para los hortelanos, un pequeño pulmoncito verde en el barrio de San Fermín y un espacio de inclusión.

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Junto con la cooperativa Germinando transformaron un solar en un inmenso espacio de cultivo con más de 70 parcelas disponibles. Sobre el terreno, Alba es el responsable del cuidado y mantenimiento de los Huertos Montemadrid y también como experto en jardinería guía a los hortelanos, iniciados o no, en todas las dudas que les van surgiendo. Junto a él siempre está Hugo. Es sordo. Llegó de Paraguay en 2007. Primero se formó en la encuadernación y estuvo probando hasta que descubrió que lo que le gustaba de verdad era la jardinería. Actualmente está de prácticas en los Huertos Montemadrid -nos traducen en lengua de signos- y parece que ha encontrado un trabajo que le gusta de verdad. “Cuido y riego las plantas, para luego recoger el fruto. Controlo que todo está bien y ayudo a semillar a Alba”, nos cuenta. Ofrecer salidas profesionales y formación es uno de los pilares de los Huertos Montemadrid. Hugo es sólo un ejemplo, pero hay otros muchos compañeros que como él también están aprendiendo un oficio.

Cultivando la autoestima

Marta, coordinadora del centro ocupacional del Ponce de León, nos explica en detalle la vinculación del centro ocupacional del Ponce de León con los Huertos Montemadrid. “Somos 54 personas, alrededor del 50% son personas sordas y sordociegas. Todas tienen discapacidad intelectual u otras discapacidades: sensoriales, enfermedades mentales… En el centro desarrollamos el trabajo en áreas. Por un lado están los talleres de jardinería y de manipulado. Nuestro chicos acuden en el día a día a los talleres y es la base para que vayan aprendiendo un oficio”, sentencia. El trabajo no acaba ahí. “En las aulas prestamos apoyo personal y social: manejo del dinero, transporte y consumo; además también tenemos un servicio de fisioterapia”.

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Pronto estarán colaborando y trabajando en los Huertos Montemadrid. “El tema de la huerta les hace mucha ilusión porque luego se lo comen, presumen de que lo han hecho ellos, se lo dan a un amigo o a un vecino y todo eso favorece su autoestima”, prosigue Marta. “La autoestima es lo más importante. Hay personas que creen que no valen para nada, muchas veces es lo que se les ha hecho creer. Una vez que están aquí mejoran, tanto su aprendizaje como sus vínculos sociales. Se relacionan entre iguales, tienen relaciones simétricas que les permiten desarrollarse, incluso tener pareja o quedar los fines de semana. También se sienten útiles con el trabajo porque están aprendiendo un oficio. Se ilusionan, ven cómo mejoran”, comenta.

A la labor de formación e integración, se suma también el medio ambiente. Los Huertos Montemadrid están abiertos a todas las personas que están interesadas en cosechar sus propias hortalizas, aunque no hayan tenido nunca una experiencia previa. Es el caso de Carmen y Juan, un matrimonio de hortelanos que ya empieza a recoger sus frutos. “Es nuestra primera experiencia, en nuestra vida solo habíamos plantado flores, bromea Carmen, cuando se enteraron de los huertos a mi marido y a mi yerno les encantó la idea. Nada más llegar Alba te orienta y te ayuda con todo, es un encanto. Los sábados por la mañana les ha dado algún curso de semillas. Además, si no vienes, ponen el riego en marcha, una maravilla”, comenta Carmen. “Es una gran distracción y coincidimos con algunos vecinos. Me encanta ver a los padres que vienen con sus hijos y les enseñan a plantar. Al final para ellos también es cultura descubrir que lo que se comen no se fabrica, se planta”.

Precisamente controlar lo que plantan y hacerlo de forma ecológica, sin pesticidas, es otra de las razones que anima a muchos a alquilar su Huerto Montemadrid. Maite y Francisco, otra de las parejas que ya tienen su huerta en el Ponce, nos comentan qué les hizo decidirse. “Nunca habíamos plantado nada. Somos de asfalto puro. Siempre me ha llamado la atención ver crecer las cosas. Ya sabes, lo que hacíamos de pequeños con la alubia y el algodón. Intenté hacer algo en casa, pero era imposible. Cuando me enteré de esto me pareció genial”. Sin ser activistas, a la pareja también le preocupa el medio ambiente y se sienten felices pudiendo practicar la agricultura ecológica. “El tema ecológico es muy importante. Me parece fundamental. Sabes lo que está pasando, pero hasta que no te pones con tu huerto no eres consciente. Estamos consumiendo semillas sintéticas, que luego se mueren y hay que volver a fabricar. No es solo  una cuestión de cuidar la naturaleza, que también, es que al final comes naranjas con vitamina C cero”, explica Maite mientras Francisco continúa con las labores del huerto.

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Cada uno de los hortelanos de los Huertos Montemadrid tiene su razones, pero todos coinciden en lo mismo: el sabor. “Hemos recogido acelgas, lechugas, pepinos, calabacín y rabanitos, todo buenísimo”, dicen Maite y Francisco. “El pepino, las lechugas… no tienen nada que ver con lo que puedes comprar en una tienda y además lo tenemos cerquita. Casi como abrir la nevera. Todo riquísimo, con mucho sabor”, apostillan por su parte Carmen y Juan.

Como cada día, la actividad continúa en el Ponce de León. Es la hora del descanso y los chicos del centro ocupacional salen al parque, a jugar, a disfrutar de un ratito de paz después del trabajo duro. Los hortelanos continúan con sus tareas, moviendo la tierra, manteniéndola fresquita, cuidando con mimo sus brotes verdes y al tiempo cultivando su solidaridad, sabiendo que el 100% de los beneficios de alquilar su huerta van destinados a sostener el Ponce de León. Porque en los Huertos Montemadrid un tomate ecológico no solo es un tomate ecológico, puede ser también un oficio, una semilla para la autoestima, oportunidades que alimentan la esperanza de una vida un poquito mejor para todos.