La selva de La Palma

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Estoy en la laurisilva canaria, un paisaje de ensueño marcado por la magia de un bosque nuboso de carácter subtropical. Árboles como el laurel, el viñátigo o el til se alternan sobre un sotobosque cubierto de musgo y helechos. La habitual niebla que envuelve este lugar esconde especies animales también endémicas como las palomas rabiche y turqué. Pero no son menospreciables aves como el pinzón común. Este pájaro, a pesar de no tener el renombre del peculiar pinzón azul del Teide, aporta una nota de vida a las rocas tapizadas de musgo sobre las que se posa y me sorprende varias veces a lo largo de un trayecto que, a ratos, parece transcurrir por alguna selva tropical de Centroamérica.

No es de extrañar que este enclave, el bosque de los Tiles, fuera junto la vecina finca de El Canal el primer lugar en ser declarado Reserva de la Biosfera de España en el año 1983 por la UNESCO. Más tarde, habiendo pasado por un estado intermedio, se convino extender esta figura de reconocimiento y protección a toda la isla de la Palma. Desde 2002, en la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma se intenta mantener el equilibro entre los distintos hábitats y su rica biodiversidad con el desarrollo humano de la isla.

Fotografía: Laurisilva en La Palma. © Andoni Canela