La imagen de la semana: si el mundo les envía basura, ellos le devuelven música

Un chico paraguayo con su instrumento construido con material reciclado

Mariposas en el estómago también sentí yo al ver a estos chicos paraguayos en el vídeo que podéis disfrutar más abajo hablando de la música, pero, sobre todo, de la manera tan creativa, ecológica y recicladora que tienen para crear sus instrumentos.

Y es que si logro que alguno de vosotros sintáis al menos la mitad de la emoción que sentí yo al descubrirlos se estará extendiendo la magia de su imaginación, el propósito medioambiental de su iniciativa, la conciencia responsable que tienen estos pequeños recicladores, y el arte y el talento de estos pequeños artistas que sueñan y, de alguna manera, efectivamente nos devuelven su música.

Una lata de aceite, un trozo de hojalata, madera, cuerdas… Todo sirve para construir los sofisticados y a la vez accesibles instrumentos que estos chicos realizan con sus manos. Y, entretanto, soñando y soñando nos dan lecciones a Occidente y nos enseñan como sueñan sí, pero también cómo se salvan a sí mismos.

Pero no sólo eso, también cómo salvan materiales y los unen casi incomprensiblemente para conformar instrumentos que suenan de mil amores, vayan si suenan, vaya si son originales, superando incluso la deliciosa y recicladora también moda del patchwork.

Pero en el trasfondo de esta magnífica idea de crear instrumentos musicales a partir de la basura va más allá, ya que la manipulación del instrumento no es inmediato, no se consiguen en un abrir y cerrar de ojos. Tienen que encontrar los materiales en el vertedero y trabajar con ellos para elaborar su preciado fin.

De este modo, aprenden que el ‘ya’ es una ilusión cuando algo merece la pena y que como requiere tiempo y esfuerzo hacerse con algo en aquel país, tiene que perdurar. Y así, de un pedazo de hojalata crean una viola; de una enorme lata, un tambor; de un envase de margarina, una banjoquilla…

Y sus sueños resuenan aquí en España y os trasmitimos su esperanza y su luz, su conciencia medioambiental y esa melodía magistral y sin pudor que nace de la necesidad, el entusiasmo y sus indudables capacidades.