El jugador redimido

«El día que me echaron del equipo fue el primer día de mi vida, aunque pensara que era el final».

Pedro García Aguado era waterpolista, campeón olímpico en 1996, del mundo en el 98 y mejor jugador de la liga española en 2001 hasta que las drogas le rompieron la carrera y la vida.

Así lo ha contado en el II Congreso de Jóvenes con Valores: “Lo que de verdad importa” que se celebra en Madrid organizado por AD+ Proyectos Solidarios y la Fundación Educación Activa.

Si quieres saber más sobre cómo salió de ese infierno y cómo ha cambiado su vida para convertirla en algo increíble, puedes leer la entrevista que le hemos hecho.

Al mismo tiempo que competía al más alto nivel cayó en el mundo de las drogas, el alcohol y las fiestas nocturnas. Ese ‘vivir sin límites’ le obligó a abandonar su carrera deportiva y a sentirse fracasado como persona. Tras ingresar en una clínica de desintoxicación y recuperarse por completo, emprendió una nueva etapa como terapeuta para evitar que otros jóvenes cometieran el mismo error. Además, es autor del libro “Mañana lo dejo”.

«Éramos un grupo de jóvenes con un sueño que perseguía ganar. Sin embargo, me tuve que bajar en marcha de la gran ola en la que estaba subido porque me estaba haciendo mucho daño»

«Llegué a pensar que controlaba todo en la vida, cuando en realidad todo en mi vida estaba descontrolado”. Comencé a beber en exceso cuando sólo tenía 15 años, tenía una enfermedad, era adicto, primera alcohólico y luego toxicómano».

«He ganado ante búlgaros, yugoslavos, ante el mundo, pero delante de la cocaína, delante de una copa, he perdido muchas veces»

En la vida, según García Aguado, hay que ir aprendiendo constantemente y no es necesario ser de una clase social baja para consumir drogas. El libro ‘Mañana lo dejo’, que ha escrito el waterpolista, hace reflexionar y muestra que “ser drogadicto es una enfermedad estigmatizada”.

Considera que hay que ser valientes y saber pedir ayuda. “Hay que escuchar esas señales que vienen de la familia, el colegio y los amigos de verdad”, asegura.

«Si no hubiese reaprendido a vivir, volvería a drogarme. Yo soy el que me tengo que adaptar a las circunstancias, no ellas a mí».

“Antes iba por la vida presentándome como Pedro García, el campeón con medalla de oro, pero la gente me veía como politoxicómano. Al final somos lo que somos. Las cosas no son lo que son, sino lo que nosotros hacemos de ellas».