Una vida a cambio de sonrisas en Bombay

Foto: Sonrisas de Bombay
Foto: Sonrisas de Bombay

Se llama Jaume Sanllorente. Trabajaba como periodista económico, cuando, un día, emprendió un viaje que “cambió su destino”. Durante unas vacaciones en la India, supo de un pequeño orfanato que estaba a punto de cerrar y a cuyos niños les acechaban las mafias de la prostitución. Lejos de almacenar este hecho en su mente como una mera experiencia, dejó su vida en Barcelona para impedir el cierre, logrando finalmente su objetivo.

Una vez conseguido y, en vez de regresar a su vida acomodada, lo dejó todo para ayudar a los más desfavorecidos de la India, para lo cual fundó la ONG Sonrisas de Bombay. Sanllorente, autor del libro “El viaje que cambió mi destino” (Plataforma Editorial), ha narrado su vivencia en el I Congreso de Jóvenes con Valores: “Lo que de verdad importa”, celebrado la semana pasada en Sevilla.

A continuación les reproducimos sus declaraciones más impactantes ante un auditorio de más de 3.000 jóvenes. Y es que, cambió su confortable vida en el mundo desarrollado por sonrisas para los más pobres:

«Merece la pena el sacrificio para conseguir que 6.000 niños tengan una vida digna, lejos de la prostitución y la explotación infantil».

“Me avergoncé de ser humano y permitir que existan estas cosas (trata infantil) en el mundo -explicó-, y de ser tan egoísta, me sentí directamente culpable de que algo así pudiera ocurrir en el mundo”.

Así es como empezó a investigar esta situación y dio con una entidad que asociaba distintos orfanatos de Bombay. Fue entonces cuando se dirigió a uno de los centros y conoció un orfanato que iba a cerrar sus puertas en una semana. Cuando Jaume supo que las mafias de la ciudad sabían que iba a cerrar y estaban esperando recoger a esos niños para prostituirlos “tuve entonces claro que tenía que hacer algo para evitar esa situación”.

“No tomé ningún rumbo para cambiar mi vida, no pensé en ningún momento en mi, pensé como ser humano que tenía que hacer algo. Dejé mi vida anterior para dedicarme a que no se cerrara ese orfanato y evitar un destino fatal para esos niños. Empecé a vivir en Bombay, que fue muy duro, pero aprendí más de lo que nadie me ha enseñado en la vida, a sonreír”.

Hoy en día, Sonrisas de Bombay ayuda a 6.000 niños: Han abierto 100 guarderías, 3 clínicas para leprosos y dos escuelas, también han matriculado este año a 400 niños en escuelas.

Su gran labor ha llevado a Sanllorente a estar amenazado de muerte:

«Sé que existe la posibilidad de que me maten, pero no me importa por mí, me importa por mi familia, por mis amigos, por los niños…. Porque si ahora mismo se acabara mi vida habría merecido la pena porque sé que 6.000 niños se habrían escapado de un futuro fatídico. Si he entregado mi vida a los niños de Bombay por qué no entregarles mi muerte”.

Por último lanzó a los jóvenes un claro mensaje:

“No hace falta ir a Bombay para cambiar el mundo. La cooperación internacional empieza en el ascensor de nuestra casa regalando una sonrisa a la persona anónima que nos encontramos en el ascensor”. “Haciendo pequeñas cosas es como se consigue la coherencia en el mundo”.