
La cumbre medioambiental de Copenhague tiene que activar la cuenta atrás para el cambio climático, pero, al parecer, no encuentra el interruptor. La macroreunión de los gobiernos internacionales para alcanzar un compromiso con el que combatir el calentamiento global tiene en ascuas al mundo entero.
La contaminación, la reducción de emisiones, el mercado transatlántico de carbón, el tráfico marítimo, la aviación y la ayuda a los países pobres son algunos de los puntos de discusión que frenan las reuniones entre los estados por falta de acuerdos.
De momento la campaña ‘Cuenta atrás para Copenhague’ entregó medio millón de firmas contra el cambio climático, de las que 160.000 se han recogido a través de la Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Solidaridad (CIDSE), organización que agrupa a 16 entidades católicas de 15 países. En el caso español, Manos Unidas aportó 60.000 firmas. El objetivo: dar un empujón a los líderes para que tomen acuerdos que beneficien al planeta.
El arzobispo Desmond Tutu fue el encargado de la entrega de firmas al secretario ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC) , Yvo de Boer, quién prometió influir en las conversaciones de alto nivel para lograr un acuerdo justo, ambicioso y equitativo.
Si bien, las negociaciones para llegar a un acuerdo están siendo muy complicadas y puede que se prolonguen hasta el sábado ante las posiciones encontradas que se están dando. Los países pobres han lanzado fuertes presiones a los países ricos, que no llegan a un consenso para ayudar a los menos favorecidos a financiar el esfuerzo climático. De hecho, las organizaciones sociales acusan a Estados Unidos de bombardear un acuerdo, retrasando una toma de posición clara sobre la creación de una arquitectura financiera de largo plazo que controle la mitigación del cambio climático en los países pobres.
Mientras, los países africanos suben la presión y piden un mayor esfuerzo financiero de los países industrializados. «No aceptaremos un acuerdo que no incluya un segundo periodo de compromiso bajo el paraguas del protocolo de Kioto», explicó firme el presidente de Sudán y representante de los países pobres y China, Nafie Ali Nafie.
Sólo una voluntarista Unión Europea recuerda que está dispuesta a llegar a un 30% de reducción de emisiones contaminantes y a desembolsar 10.000 millones de dólares entre 2010 y 2012 para financiar el esfuerzo de los países más vulnerables.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha reconocido su «decepción ante el bajo nivel de las negociaciones», que deben concluir este viernes, aunque muchas voces ya auguran que las negociaciones se prolongarán hasta bien entrado el sábado.
La clave para salir el impasse sería la creación de dos tramos de negociación, dentro y fuera del tratado de Kioto, que cubra el periodo desde 2012 y a partir de 2020.