Que las creencias religiosas ayudan a afrontar los momentos difíciles de la vida es algo que ya se sabe, que la fe y las plegarias propician a tener menos estrés y a aceptar mejor los tratamientos también, pero ¿hasta que punto influye la religión en nuestra salud?
Un estudio sobre la relación entre la oración y la salud, publicado en la revista ‘Journal of the American Board of Family Medicine’, revela que la práctica de deporte, los medicamentos para reducir el colesterol y la actividad religiosa puede aumentar la esperanza de vida entre tres y cinco años. En este sentido, Francisco Gil, coordinador de la Unidad de Psicooncología del Instituto Catalán de Oncología de Barcelona, opina que:
«la fe ayuda a tener menor nivel de estrés emocional, controla los síntomas de la enfermedad, mejora la adherencia del tratamiento y la calidad de vida».
No es fácil llegar a conclusiones ciertas en este tema, ya que hay muchos aspectos que influyen en la salud, desde el estado de ánimo, la edad, la actitud y las estrategias individuales para afrontar las situaciones difíciles. Pero desde el punto de vista psicológico, Méndez de Miquel, cree que:
«cuando alguien recurre a la oración, lo que está consiguiendo es reducir la incertidumbre y el estrés y tener la sensación de cierto control sobre su salud. Esto hace que el sistema inmunológico no se deprima y esto es bueno para afrontar mejor cualquier enfermedad».