Desde la aparición de los libros electrónicos o lectores digitales y la progresiva adquisición de éstos dispositivos por parte de la sociedad, cada vez ha ido cobrando más fuerza la posibilidad de incluir en el servicio de préstamo de las bibliotecas el dedicado a este formato.
Sin duda se trata de una posibilidad que mejora en gran medida la disponibilidad de ejemplares, así como la optimización del espacio en las propias bibliotecas. Por no hablar de la comodidad de gestionar el préstamo vía on-line desde casa.
En apenas dos años han aparecido algunas iniciativas en este sentido. Algunas de pequeñas bibliotecas locales, y otras con mayor impacto social. En España destaca la Biblioteca Digital Hispánica, que pone a disposición del público la primera colección de obras sujetas a derechos de autor en formato digital.
Por medio de Enclave Editores-BNE (iniciativa promovida por la Federación de Gremios de Editores y la Biblioteca Nacional) tiene como objetivo definir y desarrollar modelos de integración de contenidos sujetos a derechos de autor en bibliotecas digitales. Así es posible acceder a las fichas de libros (con sus datos bibliográficos concretos, imagen de la portada, resumen y un fragmento de la obra). A partir de esta ficha el usuario puede decidir la compra de dicha obra, a través del enlace a la editorial correspondiente.
Es un sistema que pretende apoyar la difusión de los e-book, para apartar el miedo a la piratería que hasta ahora la había frenado.
Pero ¿se puede ir más allá? En Estados Unidos la Biblioteca Pública de New York ya tiene disponible un servicio de préstamo de los e-book. El lector puede descargarlo en su propio lector digital y leerlo a lo largo de dos semanas. Después se cancela la posibilidad de seguir accediendo a él.
También se puede externalizar la gestión de este tipo de préstamo digital a alguna empresa especializada, como es el caso de iThèque.