
A los 19 años, tras haber sido campeón mundial juvenil de esquí acuático, Jorge Font sufrió un accidente en el cual se rompió el cuello mientras se preparaba para el Campeonato Latinoamericano, perdiendo la capacidad de mover y de sentir de la altura del pecho hacia abajo. Puede mover los brazos pero no los dedos de las manos. Tuvo que aprender a hacer todo otra vez: escribir, sentarse, vestirse, subirse al coche, conducir, moverse en una silla de ruedas… A vivir de nuevo de otra manera.
Pero, a pesar de saber que su cuerpo no le respondía como antes, decidió llevar una vida normal como deportista y volvió a esquiar, ahora sentado. Compite desde 1989 en la categoría MP1 de esquiadores con discapacidad y tiene el orgullo de haber representado a México y haber ganado 8 veces el campeonato mundial.
Ha estado en España participando en el Congreso «Lo que de verdad importa» donde hemos tenido la suerte de poder charlar un ratito con él, y lo que hemos descubierto es que su experiencia le ha hecho aún si cabe mejor persona. Jorge es un luchador nato, un hombre de mirada profunda y palabras que tocan el alma. Su lenguaje es el amor por los demás y el gusto por la vida. Descubridlo por vosotros mismos.
Me gustaría saber cuál fue tu reacción cuando te llamaron para participar en el congreso “Lo que de verdad importa”
Me invitaron a dar dos conferencias en España y ya de entrada, como soy un chico fácil, les dije que sí. (Risas).
No conocía nada del congreso “Lo que de verdad importa”, pero cuando me metí en la web y vi la lista de ponentes, descubrí que lo componía gente maravillosa como Jaume Sanllorente. De él había leído su libro ‘Sonrisas de Bombay’, y recuerdo que cuando lo acabé dije: “yo quiero ser amigo suyo”… Además en Méjico hice una conferencia de testimonios con alumnos y me acuerdo que hablé de precisamente de Jaume.
Pero es que todos los ponentes merecen la pena y me sentí muy halagado de poder participar. Y ahora que todo pasó puedo decir que ha sido una experiencia increíble, sobre todo por la sensación de compartir, de encuentro y magia que se genera en un espacio así.
¿Qué valores son los que de verdad importan?
“Lo que de verdad importa” es ensanchar la vida propia y la ajena. En este congreso lo que hice fue pedir a los jóvenes la oportunidad de abrirles el libro de mi vida con la única intención de que tomen de ella lo que a cada uno le sirva o tenga sentido para ellos. Yo se que en este congreso hay muchas personas que son como luces, que son como las estrellas en la noche y que sirven de rumbo y guía en la vida de otros.
Yo no soy de esos…
Pues yo diría que sí…
Pues a mi me gustaría servir más bien como espejo. Como un espejo que sirva para que quien me escuche pueda mirarse a sí mismo en él y que pueda hacer un viaje interior para preguntarse quién es, y escuchar lo que la vida le está preguntando a cada uno. En ese sentido por ejemplo creo que esto de ensanchar la vida es dejarse tocar por la experiencia de otros.
Ya tienes experiencia al respecto…
En Méjico tengo el privilegio de trabajar en la Fundación Teletón con niños en su rehabilitación. Yo he aprendido que estos niños son enormes maestros. Y que el sentido de su reto y de su dificultad es que son personas que te invitan a darte cuenta de que la vida no siempre se puede alargar, pero como decía mi abuelo siempre, siempre se puede ensanchar.
De eso va lo que yo quisiera compartir. De cómo se puede ensanchar la vida sin tener que ser un superhéroe. Porque yo no creo en los superhéroes. Yo creo que se puede ensanchar la vida siendo la mejor versión de cada uno de nosotros. Y buscando en lo pequeño, lo cotidiano, lo sencillo lo que la vida nos está pidiendo.
¿Le podrías dar algún consejo a aquellas personas que han sufrido como tú un accidente y han perdido una pierna, la movilidad… Qué le dirías a todas esas personas que están en un momento bajo de su vida para salir a flote?
Para los consejos soy muy malo porque una de las cosas que aprendí cuando estaba en uno de esos túneles negros, es que no me ayudaba mucho el que me dieran una charla. Lo que a mi más bien me sirvió fue el silencio, porque a lo que te invita es a viajar. Y creo que lo que toca si te acaba de ocurrir hace poco eso en tu vida, es estar triste y vivir esa tristeza. Es la fase que corresponde, aunque no es fácil y es importante ponerle un límite, no debe uno anclarse en ella. Luego vendrán otras fases. A mi lo que más me servía y lo que más me sorprendió fue ver que lo que pasaba a mi alrededor, y de repente descubrir que había un montón de personas preocupadas por mi.
Me acuerdo que cuando llegué a mi casa, los primeros días de mi rehabilitación mi mamá apuntaba en una hoja en blanco todas las actividades que iba a tener y todas las cosas que necesitaba. Y junto a cada actividad ponía un recuadro en blanco y pegaba la hoja en la puerta de mi cuarto para que mis amigos se apuntaran. Era la forma de que me regalaran una hora, dos horas o tres o las que yo necesitara… y nunca se quedó el recuadro en blanco.
Y gracias a aquello, de lo que me empecé a dar cuenta es de que Jorge era importante para muchas personas. Y al poder hablar con algunos durante aquellas horas, me di cuenta de que podía ser útil.
Y yo creo que mi consejo sería por tanto no olvidar lo que te pasó, ni olvidar tu tristeza, pero a través del cariño de los otros, poder encontrar un sentido y poder sentir que las páginas negras de ese túnel sirven a otros.
¿Y creo que a eso unirías una buena terapia de “Tacoterapia”?
¡Sí! Lo que más me ha ayudado en la vida ha sido la tacoterapia. Consiste en que unos amigos te inviten a salirte de un cuarto de cuatro por cuatro, de tu tristeza, de tu depresión y te inviten a tomarte unos tacos. Yo podría titular el libro de mi vida “Cómo unos tacos me han cambiado la vida”. Porque yo creo que lo pequeño es hermoso, y que esos pequeños detalles en los momentos oportunos de la vida de alguien la pueden transformar para siempre.
Y la gotita a gotita del cariño de los demás, tiene efectos enormes. Por esto te digo que más que las recomendaciones en sí, a mi lo que me servía era el silencio a dos voces que se da entre dos personas… y es que como dice el poeta Jaime Sabines: “las más hermosas palabras de amor son aquellas que se dicen entre dos personas que no se dicen nada”.
Gracias Jorge, ha sido un verdadero honor el conocerte y el poder hablar contigo.