
Los datos proporcionados por los satélites de la Estación Espacial Europea (ESA) durante más de 15 años de observaciones ininterrumpidas permiten hoy identificar tendencias en la calidad del aire que respiramos en diferentes zonas del planeta.
Pues según informa la Estación Espacial, la concentración de dióxido de nitrógeno en las capas más bajas de la atmósfera ha disminuido en la última década sobre Europa y Estados Unidos.
A medida que aumenta la población mundial y se desarrollan las economías en un gran número de países emergentes, la población tiende a concentrarse en los núcleos urbanos. Este desarrollo suele ir ligado a un mayor uso de los combustibles fósiles, lo que a menudo se traduce en un incremento de los niveles de contaminación.

A lo largo de la última década los niveles de dióxido de nitrógeno han aumentado en Oriente Medio y en algunas regiones de Asia. Esto se atribuye, por un lado, al mayor uso de combustibles fósiles por parte de las economías en desarrollo.
Según explica Andreas Richter, científico del Instituto de Física Ambiental de la Universidad de Bremen (Alemania):
Estas variaciones en los niveles contaminantes son sorprendentemente rápidas y los satélites son, por ahora, la única forma de monitorizarlas a escala global