
Muchos de nosotros pensamos que la esclavitud es un término que pertenece al pasado o que estas prácticas de explotación y sometimiento de personas son exclusivas de países subdesarrollados, donde los derechos de los seres humanos brillan por su ausencia.
Tal vez creemos que en países desarrollados, la trata de seres humanos no es una práctica extendida ya que disponemos de mecanismos legales para prevenirla y evitarla pero, todos estos esfuerzos no sirven de mucho sin una estrecha cooperación entre todos los países de la UE y, lo más importante, sin una perspectiva de actuar más allá de nuestras fronteras.
Por este motivo la Comisión Europea ha puesto en marcha una Plataforma de la Sociedad Civil para trabajar conjuntamente con el objetivo de ayudar a las víctimas de la esclavitud actual. Integrada por más de 100 organizaciones, servirá de foro para actuar en el ámbito de los derechos humanos, especialmente de los niños y de la mujer, la igualdad de género, los emigrantes y refugiados. La creación de esta plataforma es una de las 40 iniciativas que la UE ha puesto en marcha para frenar el problema de la trata de seres humanos dentro y fuera de nuestras fronteras.
La trata de seres humanos, cualquiera que sea su motivo (explotación sexual o laboral), constituye una violación fundamental de los derechos humanos y afecta particularmente a los grupos más vulnerables. Según Cecilia Malmström, comisaria de Asuntos de Interior de la UE:
El papel de la sociedad civil es esencial en la prevención de la trata de seres humanos y la protección de las víctimas. Los profesionales y los voluntarios que trabajan contra la trata de seres humanos y directamente con las víctimas, pueden aprender mucho unos de otros y nos pueden ayudar a formular políticas concretas para luchar contra este delito
La Directiva de la UE sobre la lucha contra la trata de seres humanos se centra en prevenir este delito, proteger a las víctimas y perseguir a los tratantes. Para que te hagas una idea de la dimensión de este problema, según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la cifra de víctimas de trabajo forzado, incluidas las de la explotación sexual forzada, asciende a 20,9 millones de personas en todo el mundo. De ellas, 5,5 millones son niños.
La OIT informa de que el número estimado de víctimas en las economías desarrolladas (Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, Noruega y los países de la UE) asciende a alrededor de 1,5 millones de trabajadores forzados, un 7 % del total mundial. La trata de seres humanos se ha convertido en un negocio tan rentable que genera unos beneficios de más de 25.000 millones de euros al año en todo el mundo, según la OIT.
Aunque muchas víctimas proceden de países terceros, la trata interna (es decir, la trata de seres humanos en el seno de la UE) resulta estar aumentando. Ante esta situación la Directiva de la UE adopta un planteamiento basado en los derechos humanos que tiene en cuenta la dimensión de género, y se centra en las víctimas y en el interés superior del niño. Tan sólo nueve países han incorporado plenamente esta Directiva a sus ordenamientos jurídicos (Chequia, Suecia, Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Rumanía y Finlandia) y cuatro lo han hecho en parte (Bélgica, Bulgaria, Eslovenia y Reino Unido).