Hasta ahora, sabíamos que la presión arterial es un indicador de envejecimiento del sistema vascular y que este está asociado con el deterioro cognitivo y la enfermedad cerebrovascular. Recientemente hemos conocido además, que existe una relación entre la presión arterial y el Alzheimer, según revela un estudio publicado en la revista ‘Neurology’.
Esta investigación está basada en el análisis de muestras de líquido cerebroespinal (LCE) de 177 adultos, de entre 50 y 100 años, sin alteraciones cognitivas y reveló que las personas que tenían un valor alto de presión arterial eran más propensas a tener biomarcadores de Alzheimer que aquellas que tenían un valor normal.
Para ello, se tomó la presión a todos los participantes en el estudio y se les realizó una punción lumbar con el objetivo de determinar los niveles de las proteínas AB-42 y p-tau en el LCE. Como resultado, el aumento de la presión arterial supuso un incremento del nivel de p-tau (p=0,002), una disminución de AB-42, y una mayor relación p-tau/AB-42 (p<0,001). Además, la presión arterial se mantuvo asociada con el nivel de p-tau (p=0,0196) y la relación p-tau/AB-42 (p<0,001), pero no con el nivel de AB-42 (p=0,35).
Según señala el doctor Daniel Nation, uno de los científicos responsables de este estudio, “estos resultados sugieren que las fuerzas de la circulación sanguínea estarían asociadas con la aparición de signos claves del Alzheimer que provocan la pérdida de células cerebrales». De confirmarse estos resultados, la reducción de la presión arterial podría alterar el proceso generador del Alzheimer antes de la aparición de los síntomas.
Esta investigación mostró además que el aumento de la presión arterial influía en todos los biomarcadores evaluados en los adultos de entre 55 y 70 años, pero no en los mayores de 70 años.
No obstante, este estudio ha estado limitado debido a su diseño transversal y a la ausencia de información sobre los biomarcadores cerebrovasculares. Por ello, los próximos estudios se basarán en la relación longitudinal entre la presión del pulso y los marcadores de la enfermedad cerebrovascular, la disfunción de la barrera sangre-cerebro y el Alzheimer, con el objetivo de demostrar la relación entre el envejecimiento vascular y el Alzheimer.