
Puede hacer frío o calor. Puede llover o hacer sol, nevar o granizar. Sea como sea, la calle es el techo de alrededor de 4.500 jóvenes en España, según datos publicados por la última encuesta del INE.
Las vidas de Antonio y Paulo (nombres ficticios) también se desarrollaban en la calle. Mientras buscaban trabajo con el que poder sobrevivir, hacían colas en comedores sociales y albergues en los que pasar la noche.
Pero, afortunadamente, sus vidas han dado un giro de 360 grados. Ahora, ambos jóvenes no sólo comen y duermen bajo techo, sino que han conseguido formar parte de un cálido hogar y mejorar su situación social y personal.
Tanto Antonio como Paulo viven en un piso compartido con otros jóvenes que se encontraban en una situación similar: bajos o nulos ingresos, falta de empleo, situación de riesgo de exclusión y sin red de apoyo afectiva.
Entre todos han creado una familia. Han aprendido a llevar las riendas de una casa -que todos sabemos que no es fácil-, a organizarse en las tareas, a formarse y buscar un trabajo.
Todo ello gracias al proyecto ‘Transición a la Autonomía’, promovido por RAIS Fundación, en colaboración con Fundación Caja Madrid, y a sus ganas de luchar por un futuro mejor.
Esta iniciativa ha cambiado el rumbo y la historia de estos chicos, a quienes se les ha proporcionado la oportunidad de capacitarse para tener sus propios recursos económicos y estrategias que mejoren su día a día.
Transición a la Autonomía
Este proyecto, dirigido a jóvenes de entre 18 y 25 años, tiene como objetivo generar y consolidar la vida adulta de sus participantes mediante acciones individualizadas y planes de trabajo específicos y adaptados.
Los técnicos que trabajan por y para mejorar la vida de jóvenes sin hogar abordan todos y cada uno de los ámbitos que inciden en su desarrollo de manera integral (social, formativo-laboral, jurídico, sanitario, participación y ocio, etc).
Hemos hablado con Daniel Fábregas, gerente de programas de la Comunidad de Madrid encargado del área de alojamientos, que nos ha acercado un poco más la realidad de estos jóvenes.
Entendemos que es esencial cubrir las necesidades más básicas de estos jóvenes que estaban sin hogar y por eso lo complementamos con una vivienda

Y es que, sin duda, no es lo mismo vivir en macro espacios en los que tienen que compartir comedor que poder decidir qué comer o no tener que guardar sus pertenencias en una taquilla y poder hacerlo en el armario de tu hogar.
En este punto, Daniel nos insiste mucho en la independencia que este proyecto les aporta a los chicos ya que, a pesar de recibir ese servicio de acompañamiento, no se les ponen normas a la hora de organizar su vida y su hogar.
Nuestro deseo es que lo sientan como su casa. Son responsables de lo que pasa en su casa
De esta forma, también se les hace responsables de tareas y labores que tendrán que asumir en la vida adulta. La estancia en el piso es de nueve meses aproximadamente, dependiendo de cómo se vayan consiguiendo los objetivos marcados por jóvenes y técnicos.
En el momento en el que se estabilizan a nivel social, personal y laboral, ya sea porque han encontrado trabajo o porque ya hayan recibido una formación base que los ayude a conseguir sus futuras metas, se les prepara para la fase de emancipación: buscar dónde vivir, saber cuánto dinero podrán destinar a la vivienda en función de sus ingresos, etc.
Si tú quieres colaborar con el proyecto puedes enviar un SMS con la palabra SINHOGAR al 28014 y el 1,20€ del coste del mensaje se destinará íntegramente a proyectos de RAIS Fundación que combaten el ‘sinhogarismo’.