
Hoy conmemoramos el Día Mundial de la Alimentación y lo hacemos con buenas noticias porque 100 millones de personas ya no pasan hambre. Aún así, os recordamos que todavía tenemos que hablar de una cifra mayor cuando se contabiliza a aquellos que padecen subalimentación crónica.
Y es que, según el informe ‘El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo’ realizado por la ONU, un total de 805 millones de personas pasan hambre, es decir, la población equivalente a la que constituirían 17 países de la extensión de España.
A pesar de estas cifras escalofriantes, la tendencia general en la reducción del hambre en los países en desarrollo es palpable y eso significa que el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas subalimentadas para 2015 puede alcanzarse si se intensifican los esfuerzos apropiados de forma inmediata.
En la actualidad, un total de 63 países en desarrollo han alcanzado la meta de los ODM y seis más están en camino de conseguirla en 2015. Los responsables de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), José Graziano da Silva, Kanayo F.Nwanze y Ertharin Cousin, respectivamente, recuerdan que:
Esta es la prueba de que podemos ganar la guerra contra el hambre y debería inspirar a los países a seguir adelante, con la ayuda de la comunidad internacional en lo que sea necesario
El acceso a los alimentos ha mejorado en Asia y también en América Latina pero, por ejemplo, África subsahariana se ha quedado rezagada y se calcula que más de un 25% de su población permanece crónicamente subalimentada.
Agricultura de autosuficiencia
¿Cómo podemos mejorar esta tendencia? Bajo el lema ‘Agricultura familiar: Alimentar al mundo, cuidar al planeta’ – emblema escogido para este Día Internacional de la Alimentación – la FAO apuesta por una agricultura de autosuficiencia.
Promover esta forma de vida puede ser la herramienta más eficaz para luchar contra el hambre y la pobreza ya que permitiría una mayor seguridad alimentaria y mejoras en la nutrición, la ordenación de los recursos naturales y la protección del medio ambiente, en particular en las zonas rurales.
Acabar con el hambre es posible
Desde 1990 y hasta 1992, un total de 63 países han alcanzado la meta relativa al hambre establecida por los Objetivo de Desarrollo del Milenio y, hasta el momento, 11 de esos países han conseguido mantenerse por debajo del 5% de las tasas de subalimentación.
En la actualidad, tal y como os hemos explicado en los párrafos anteriores, 100 millones de personas ya no pasan hambre lo que demuestra que reducir a la mitad la proporción de personas subalimentadas es posible.
Si bien, la reducción del hambre requiere de un enfoque integrado que, según la FAO, debe incluir elementos como inversiones públicas y privadas para aumentar la productividad agrícola, un mejor acceso a la tierra, los servicios, las tecnologías y los mercados, entre otras actuaciones.