Antonio es uno de los primeros emprendedores que Ashoka elegió allá por el 2006 para apoyar y difundir su proyecto de crear un modelo integral y sistémico para hacer viable económica y socialmente la pesca artesanal.
Gracias a su idea se está actuando sobre las causas que ponen en peligro la existencia de las comunidades pesqueras tradicionales en el mundo. Su planteamiento pivota sobre la idea de “convertir a los pescadores en los protagonistas reales del cambio”, así como “la importancia de redistribuir los logros y éxitos del proyecto entre todos los agentes sociales que intervienen en él”.
A través de Lonxanet, empresa creada en el 2000 junto a un biólogo marino, un experto en mercados electrónicos y un experto en logística, ha creado un sistema de comercialización directa de pescado que eleva los precios de las capturas y muestra a los pescadores la necesidad y los beneficios de gestionar los recursos marinos de manera sostenible. Lonxanet fue el inicio de una serie de iniciativas, herramientas, instituciones y nuevos roles desarrollados por Antonio para hacer posible un modelo de pesca tradicional sostenible en términos sociales y ecológicos.
De su iniciativa se decía hace pocos meses en un reportaje de cincodías.com:
Lonxanet está formada con una economía de capital social, en la que el 50% de los beneficios vuelve al sector marino a través de la Fundación Lonxanet. Las cofradías decidieron, con ayuda de WWF España, crear una reserva marina en la que no se faena durante parte del año.
De este modo las especies se regeneran, y la pesca y los beneficios, también. La merluza, el rape, el mejillón y la almeja encabezan la demanda, cuya venta se realiza a través de Internet o por teléfono. Los pedidos llegan al punto de recogida en 24 horas, directos desde la lonja en Galicia.
El éxito de Lonxanet le ha valido disponer de tienda propia en el mercado de San Miguel de Madrid. Quizá una de las cofradías que más han notado la llegada de la Fundación Lonxanet es la de percebeiros. Este puñado de hombres arriesgan literalmente la vida en busca de percebes, cada vez más escasos por la explosión de la demanda y las capturas furtivas.