Huelga de hambre contra el hambre

Foto: FAO
Foto: FAO

Por solidaridad con más de 1.000 millones de hambrientos en el mundo; por todos aquellos campesinos y pequeños ganaderos a los que la sequía les ha arrebatado su único medio de subsistencia; por el peligro que corren las generaciones futuras si no se toman medidas urgentes contra la malnutrición infantil; por todo ello y sobre todo porque CADA SEIS SEGUNDOS MUERE UN NIÑO DE INANICIÓN, la FAO nos convoca este fin de semana a una huelga mundial “de hambre contra el hambre”.

Este ayuno voluntario (acompañado de un acción en Internet) viene a ser una medida de presión a los líderes mundiales que, a partir de este lunes y hasta el miércoles, tendrán que demostrar en Roma su compromiso con el problema en el marco de la Cumbre sobre Seguridad Alimentaria. El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, va a predicar con el ejemplo y, tal y como ha asegurado, este sábado iniciará un ayuno de 24 horas en solidaridad con las víctimas del hambre y para exigir soluciones inmediatas.

La Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria tendrá que buscar una solución que acabe con las inaceptables cifras actuales y también abordar retos futuros: ¿Cómo incrementar la producción alimentaria para una población mundial de cerca de 9.000 millones de personas en 2050, cuando ya hay más de 1.000 millones de hambrientos? y el impacto del cambio climático en la agricultura del planeta, entre otros.
      
Diouf recuerda que ya ha habido muchas promesas, pero no se ha producido ninguna acción concreta. En este sentido, advierte de que:

“En ausencia de medidas contundentes, no hay que excluir que se produzca otra crisis alimentaria mundial».

Ante ello, Oxfam Internacional (Intermón) y ActionAid (Ayuda en Acción en España) levantan la voz ante una perspectivas no muy prometedoras ya que la declaración final de la cumbre, acordada en la noche del pasado martes, “dice poca cosa nueva”.

«Se ha obviado de manera clara la promesa que realizó este verano el G-8 de destinar 20.000 millones de dólares (más de 13.400 millones de euros) a abordar el hambre. El nuevo dinero comprometido significa POCO MÁS DE UNOS TRES DÓLARES (más de dos euros) por persona hambrienta entregados en un solo pago, suficiente sólo para pagar una única comida
caliente».

Para estas dos ONG, la Cumbre:

 «podría ser una pérdida de tiempo y dinero a menos que los líderes mundiales se propongan lo contrario e intervengan para salvarla».

Y es que, por desgracia, los pobres no pueden comer promesas.