
Hoy 12 de junio, es el Día Internacional del Trabajo Infantil. Y es el mejor momento para recordar que alrededor de 218 millones de niños trabajan en todo el mundo, de los cuales unos 126 millones, es decir, uno de cada doce, están expuestos a las peores formas de trabajo infantil, ya sea servidumbre, trabajos forzosos o explotación sexual.
Estas cifras las ha dado el director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España, Juan Hunt, que también nos ha contado que el trabajo infantil afecta a unos 5,7 millones de niños en Latinoamérica, en sectores tan dispares como la agricultura (1,32 millones de menores de entre 5 a 14 años), el servicio doméstico (175.000), la pesca, el sector manufacturero, la explotación sexual o como niños soldado
(30.000).
Además, la mayoría de los niños que trabajan en América Latina lo hace para sus familias y no percibe ningún sueldo, y las niñas son las más afectadas, ya que, en general, las oportunidades que se les ofrecen en el mercado laboral remunerado son peores que las de los varones.
La OIT celebra el Día Internacional contra el Trabajo Infantil coincidiendo con el 90º aniversario de su nacimiento y el décimo de la puesta en marcha del Convenio 182, referente a las Peores Formas de Trabajo Infantil, ratificado por 169 de los 181 países miembro de esta agencia de la ONU.
Por otro lado, la OIT desarrolla el Programa InFocus sobre Trabajo Infantil desde 1992 y actualmente ejecuta un millar de proyectos en 80 países, con el fin de erradicar el trabajo infantil en todo el mundo.
CRISIS ECONÓMICA
Por otra parte, Unicef nos recuerda que la actual crisis económica disparará los niveles de este problema. Así, según esta ONG, cada vez que el Producto Interior Bruto (PIB) cae un 1%, se incrementa un 0,5% la mortalidad infantil.
Paloma Escudero, directora ejecutiva de Unicef España, explicó recientemente en el III Foro Proniño organizado por la Fundación Telefonica para erradicar el trabajo infantil:
«Una crisis financiera es transitoria pero para un niño que ha abandonado la escuela y está obligado a trabajar, crea un efecto irreversible en su vida».
Ojalá estas declaraciones no se vean convertidas en realidad.