Biocarbón en Maldivas para luchar contra el calentamiento global

El gobierno de las Islas Maldivas ha hecho un anuncio importante al comienzo de este año: Se comprometen a ser la primera nación neutral de carbono para el 2020. Es decir, que pretenden eliminar o neutralizar sus emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Uno de sus primeros pasos para conseguir «capturar el carbono» y evitar que llegue a la atmósfera es un plan para usar de los resto de coco como fertilizante. Ciertamente el coco es una fruta muy abundante en las islas y que mueve buena parte de su industria. La mayor parte de los residuos del coco (su cáscara) acaba siendo incinerada.

El plan contempla transformar estos desechos orgánicos en biocarbón. Por medio de un proceso químico denominado pirólisis (cocción lenta y sin oxígeno) se transforma la cáscara de coco en un rico fertilizante y se evita la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. De este modo se logra «matar dos pájaros de un tiro»: Va a dejar de ser necesario comprar fertilizantes fuera del país gracias a la autogestión sostenible de los residuos de su industria agrícola, eliminando las emisiones de dióxido de carbono que se generaban hasta ahora.

Para poner en marcha las plantas de procesamiento del biocarbón, el gobierno maldivo ha contado con una empresa británica llamada Carbon Gold (Carbón de Oro), especializada en pirólisis aplicada a diferentes compuestos orgánicos.

Lo cierto es que hay una buena cantidad de organizaciones ecologistas que no ven con buenos el tema del biocarbón (biocharm en inglés), pues creen que puede ocurrir lo mismo que con el biodiesel… en lugar de utilizarse como sistema para gestionar residuos vegetales derivados de alguna actividad agrícola ya existente, se comienze a cultivar indiscriminadamente para abastecer a las plantas de biocarbón… En principio no es el caso de las Maldivas.