
Le entrevistamos hace unos meses en otro post por su nuevo libro, ‘Educar con sentido común‘. Javier Urra, psicólogo y pedagogo terapeuta, nos daba las claves para saber cómo educar y convivir con nuestros hijos. Continuamos aquí la entrevista por las peticiones recibidas.
En su libro, usted explica detenidamente las etapas por las que pasa un niño, ¿piensa que en algunas de ellas hay que hacer mayor hincapié en su educación o todas merecen la misma importancia?
Los siete primeros años de vida son esenciales, pero también me parece importante la preadolescencia, entre los 12 y 14 años. Ésta es una etapa en la que tienes que estar muy atento a sus amigos, cuáles son sus conductas, dónde va, qué hace… Pero a la vez dándole distancia para que se sienta libre y no humillado o fiscalizado por nosotros.
Usted también habla de que los niños deberían poseer algún concepto de voz interior, tener algo de formación religiosa y pasar algunos días de su vida en el bosque. ¿Qué valores cree que aportan estas tres cosas a los niños?
Por una parte, estoy a favor de mandar a los niños a campamentos porque me parece esencial que estén en contacto con la naturaleza.
En cuanto a la religión, es una parte consustancial del ser humano. No entro en si hay que tener fe o no, si hay que ser religioso o no, eso es una cuestión personal. Lo que quiero transmitir a la sociedad es que a los hijos hay que darles opciones.
Al ser humano hay que enseñarle a hacerse preguntas inteligentes y luego cuando sea mayor se las contestará y decidirá si es religioso, agnóstico o ateo, pero no debemos quitarle las preguntas que se va a encontrar en su propia vida.
¿El padre y la madre deben adoptar el mismo papel en la educación de los hijos o deben diferenciarse? ¿Deben abarcar las mismas parcelas?
La figura del padre y la madre se va igualando, pero hay roles del padre y la madre que son diferentes porque no es igual la forma de estar en el mundo de un hombre que la de una mujer.
También se distinguen en sus capacidades, en sus sentimientos, en sus formas de proyectar…y la tarea de educar a tus hijos se puede hacer más difícil y problemática si tu pareja no hace lo que tiene que hacer o se desentiende.
Lo que sí encontramos son tareas que hay que compartir, como lavar al niño, recogerlo de la guardería o del colegio, darle el biberón o limpiar el cuatro de baño. Ahí, hombre y mujer son iguales.
En la actualidad, cada vez se habla más de ‘niños tiranos’. Para evitar esta situación hay que establecer unos límites y los padres deben aprender a decir que no, ¿pero cómo aprende un padre a imponer su autoridad? ¿Qué consejos daría usted a un padre que se encuentra en esta situación?
El libro le puede servir de referencia, pero también hay muchas cosas que son de sentido común. Por ejemplo, si el niño ha cogido un berrinche y no tiene razón, no hay que darle lo que pide. Si le dura una hora el enfado pues que le dure. Cuando vea que el chantaje no funciona cambiará de actitud.
¿Los nuevos modelos de familias pueden influir en la educación de los hijos o perjudicarla en algunos casos?
No, perjudicarles no. Antes había una familia que era tradicional, en la que el padre de familia era el que decidía todo, era muy autoritario, pero hay que recordar que la mujer en esa época carecía de derechos (no tenía derecho al sufragio universal, no podía sacar dinero, etc.)
Hoy en día hay familias que siguen siendo tradicionales, pero existen distintos tipos de familia, como son las monoparentales, reconstituidas, homosexuales…
Los jóvenes creen mucho en la familia y en España es una institución que funciona bien, es sana, salvo cuando se interponen denuncias en procesos de separación mal llevados en los que se utilizan como arma arrojadiza a los niños. Ahí sí que se les puede hacer daño.
Ahora es muy normal que los abuelos cuiden de sus nietos, pero ¿usted cree que esta situación empeora o mejora la educación de los hijos? ¿Juegan un papel primordial en su educación? ¿Se delega demasiado en ellos?
Los abuelos son esenciales. Yo creo que la gran riqueza del abuelo es saber que el reloj va marcando la hora de despedirse, por lo que tiene claro qué es lo verdaderamente importante en la vida. Además a los abuelos les encanta su tarea y a los nietos les encanta pasar tiempo con ellos, es más, a veces los nietos y los abuelos comparten secretos y eso es precioso.
Yo creo que la vida es poco más que un abuelo ayudando a cruzar la calle a un nieto y cuando pasan los años que ese adolescente ayude a cruzar la calle a su abuelo. Esa es la vida.
Por otra parte, considero que un abuelo no es el que debe marcar la estrategia directiva y me parece abusivo dejar a un abuelo de 50 años a los nietos el fin de semana cuando, además, ese abuelo tiene que cuidar al bisabuelo que tiene una demencia senil.
Sabemos que el exceso de tecnología como Internet, televisión o videojuegos esté creando problemas de incomunicación en niños y jóvenes, ¿hasta dónde deben ser permisivos los padres? ¿Dónde establecería usted los límites?
Yo creo que la televisión es un invento genial que permite salir a la gente de su continente, que acompaña en los hospitales… no tengo nada en contra de ella, ni tampoco de Internet, es más no creo que afecte a la sociedad. Es verdad que hay gente que se queda enganchada, pero igual que al sexo, al alcohol, al juego…
En mi opinión, los jóvenes están más comunicados que nunca, les permite un mayor grado de información. El problema surge cuando un niño pasa 6 horas delante de una pantalla, pero igual que si se pasa 6 horas jugando al fútbol o comiendo. Hay tiempo para todo. Para jugar, para estar con otros niños, para practicar deporte, para estar delante de una pantalla, para jugar a la ‘play’…
Los padres son los que deben decidir las horas en las que puede estar un niño delante del ordenador o la tele, y es importante que sea equilibrado para que ese niño no se gaste la vista, no pierda la capacidad de vivir en distintos ámbitos o entornos , no se ciña al mundo virtual, se convierta en un ser pasivo y se pierda el deporte, el tocar algún instrumento, el aprendizaje de algún idioma, la convivencia con su familia y amigos.