Prisión ecológica en una reserva natural

Vista de la prisión en la isla de Bastoy
Prisión de Bastoy

Sin rejas ni alambradas, ni altos muros ni torres de vigilancia. Tampoco celdas y bajo la supervisión de guardas de seguridad desarmados…

Les presentamos la primera cárcel ecológica del mundo. En la isla de Bastoy, una reserva natural de los fiordos noruegos a 70 km de Oslo, 115 presos, acusados de delitos menores y mayores como asesinato o abusos sexuales, pasan la recta final de su condena preparándose para su puesta en libertad en esta prisión.

En este paraje idílico rodeado de 2’5 km de playa, campo y bosque sólo un letrero indica al visitante que se encuentra en una prisión. Llamada ‘La Isla de la Esperanza’ es un arenal para el refuerzo de la responsabilidad.

Los presos son iniciados en los principios de la ecologia humana, es decir, que la tierra no nos pertenece sino que somos nosotros quienes pertenecemos a la Tierra. De esta manera los habitantes aprenden a vivir en armonía con los demás y con la Tierra.

Los presos, que antes de desembarcar ya han pasado una larga temporada entre rejas, viven en casas de madera y deben seguir un reglamento tan sencillo como levantarse, desayunar y ser puntuales en el puesto de trabajo, ya sea en la granja, el aserradero, el ferry, la pesca, la tienda o el huerto. Regularmente se hace recuento y se les somete a controles antidroga, por lo que las fugas se han producido en raras y contadas ocasiones.

Para el director del centro, Nilsen Arne Kvernvik, las instituciones penitenciarias de alta seguridad son una aberración porque ‘encierran a las personas como si fueran animales y les privan de toda responsabilidad, las prisiones hacen un daño terrible. Aquí, cuidamos las heridas provocadas por el sistema penitenciario’ explica.

Aun y así no hay garantía de que los presos no reincidan en un futuro. En Bastoy, 43 de los 144 prisioneros soltados en 2004 han vuelto a la cárcel de nuevo, es decir, el 30 %. El Ministerio de Justicia noruego advierte que no se deben extraer conclusiones precipitadas pero admite que las cifras de la cárcel son positivas.

En su faceta ecológica la prisión ha reducido el consumo de electricidad, ha incorporado paneles solares, usa abonos biológicos para el cultivo, se utiliza el caballo en lugar del tractor y en breve se circulará con biocarburantes.