Drogodependiente y maltratada. Necesidad de atención específica

El teléfono de atención a la mujer maltratada (016) del Ministerio de IgualdadLas mujeres drogodependientes que sufren violencia en la pareja no reciben una atención integral ante este doble problema ni por la red de drogodependencias ni por los recursos de mujeres. Así lo pone de manifiesto un estudio realizado por la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente.

Según resalta la investigación, financiada por el Plan Nacional sobre Drogas, son pocos los trabajos que pongan de relieve la alta prevalencia de la violencia en la pareja en el caso de las mujeres drogodependientes y, a pesar de la detección de casos, “no se presta una atención integral” a las afectadas por lo que se requieren soluciones.

El trabajo advierte de que “es un error” identificar la violencia contra la mujer exclusivamente en el ámbito de la pareja y establecer acciones dirigidas exclusivamente en ese sentido dentro de las redes de drogodependencias.

Estas mujeres, indica, presentan en muchos casos numerosos antecedentes de violencia en la familia, violaciones, abusos, etc., pero, en general, no acuden a los servicios de la red de atención a la violencia de género, sino que  se quedan en la de drogodependencias aunque haya posibilidades de derivación/coordinación con el otro ámbito de atención. Asimismo, subraya que el maltrato influye en el abandono del tratamiento por parte de las mujeres que lo sufren e interacciona con el mantenimiento de la dependencia a la sustancia estupefaciente.

Otras de las conclusiones de la investigación es que las mujeres drogodependientes no son conscientes de las situaciones de violencia hacia ellas, tienen una “alta tolerancia” a los maltratos que sufren en sus relaciones y, por lo tanto, al no identificar estas situaciones no ven la necesidad recibir atención al respecto.

“Tienen una alta ‘tolerancia’ a la violencia en sus relaciones -afirma el estudio-, sin que esto signifique responsabilizarlas en el hecho de estar siendo agredidas en un sentido de ‘tolerar-permitir’ el maltrato, sino que están inmersas en relaciones violentas y las han integrado en su cotidiano, es ‘lo normal’. Muchas entienden que es normal que se les pegue si se drogan».

Por último, resalta que las mujeres víctimas de maltrato que acceden a la red de violencia de género, y posteriormente es detectada su drogodependencia (muchas veces consecuencia de la situación de violencia sufrida), no acuden a las redes de atención a dicha problemática, lo cual supone a su vez su expulsión de la red de atención a la mujer.

Tras detectar este vacío de abordaje asistencial, UNAD recomienda la integración de las mujeres drogodependientes en otras redes de atención sin que el hecho de la adicción suponga un estigma para ellas y pueda trabajarse coordinadamente. Si bien, como considera que esto puede “quedar un poco lejos de la realidad asistencial actual”, la organización aboga por crear recursos y programas específicos dentro de la red de drogodependencias que incorporen la perspectiva de género.

“La cuestión -concluye- es que si se crean recursos específicos se consiga enfocarlo de forma que no sea un estigma más: las mujeres drogodependientes y, además, maltratadas”.