El veneno acaba con los alimoches en su regreso a España

Imagen de una campaña de protección del alimoche de WWFYa lo advirtió WWF. La organización conservacionista alertaba hace unos días de que estas rapaces, que están regresando a España tras casi seis meses de estancia en el sur de Mauritania, se enfrentaban en su vuelta a la Península al final de la época de caza, momento de mayor uso de cebos envenenados en el campo.

Los técnicos de WWF controlaban mediante transmisores vía satélite el regreso al Parque Natural de las Hoces del Riaza (Segovia) –zona de nidificación- de ‘Atlas’ y de ‘Vega’, dos ejemplares de esta curiosa rapaz que fueron marcados por la organización para realizar su seguimiento.

Ya habían recibido señales de que ‘Atlas’ estaba en el país, concretamente en Alcalá de los Gazules (Cádiz), tras recorrer 2.450 kilómetros en diez días, con una velocidad que alcanzó los 89 kilómetros por hora. Pero… ha dejado de volar. Tristemente se han cumplido los temores de la organización: ha muerto envenenado en una finca ganadera de la localidad de La Siruela, al noroeste de Badajoz.

El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) ha detenido a una persona sospechosa de causar el «envenenamiento masivo» de especies protegidas de aves en la citada finca, que ha sido puesta a disposición judicial, según ha informado WWF. Y es que los técnicos de la organización localizaron a ‘Atlas’ en dicha finca junto a los cuerpos de dos alimoches más, cuatro buitres negros, cuatro buitres leonados y dos busardos ratoneros
  
‘Atlas’ había comenzado recientemente su viaje de migración de vuelta a la Península, pero llevaba más de 72 horas en la misma localización sin moverse:

“Gracias a la precisión del emisor GPS que llevaba instalado, los técnicos han podido localizarlo junto al cadáver de un cordero recién nacido, que sirvió como cebo envenenado», explican desde WWF.

Otras de las amenazas a las que se enfrentan los alimoches al volver a España son los aerogeneradores contra los que chocan, los tendidos eléctricos que los electrocutan al apoyarse en ellos o los disparos de cazadores.

Según datos de la ONG, desde 1995 se han contabilizado cerca de 200 alimoches muertos por envenenamiento en toda la Península. Así, esta rapaz ha sufrido un descenso de cerca del 25% de sus poblaciones en las últimas décadas y se encuentra en serio peligro de desaparición. Por ello, la organización ha pedido al Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino que impulse proyectos para detectar las principales áreas de invernada y rutas migratorias de esta ave, así como evaluar sus riesgos.

WWF realiza desde hace más de una década un proyecto de conservación y seguimiento del Alimoche en el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, centro que ha cumplido treinta y cinco años y en el que colabora la Obra Social Caja Madrid.