Calentamos un vaso con agua en el microondas durante cuatro minutos, añadimos una cucharadita de salvia o tomillo y lo cubrimos al menos quince minutos. Luego, añadimos en un vaso limpio dos cucharadas de la infusión resultante tras haberla filtrado previamente a través de una gasa. Añadimos dos gotas de esencia de menta, una pizca de sal marina, tres cucharadas de arcilla blanca, removemos todo, lo introducimos en un recipiente y lo metemos en el frigorífico. Esperamos un poco….Y ya está listo para llevarlo a la boca.
No, no se trata de una receta de algo que podamos comer, sino de los pasos que debemos seguir para elaborar pasta de dientes de forma natural. De este y otros productos de higiene personal trata el bioconsejo de esta semana.
Según la Campaña sobre Biodiversidad lanzada por la Comisión Europea a lo largo de este año, es importante el uso de cosméticos ecológicos para cuidar la biodiversidad. Esto es así, porque la mayoría de productos que decoran nuestra bañera y lavabo contienen sustancias químicas que, por no ser biodegradables, ponen en peligro la vida de los animales acuáticos.
Cada vez los consumidores europeos demandamos más productos ecológicos y, por eso, cada vez este mercado es más grande (con un crecimiento anual del 10% según datos comunitarios). Sin embargo, no es fácil elegir entre la amplia gama de geles, cremas exfoliantes, pasta de dientes y jabones.
Así lo primero que debemos tener en cuenta es que un producto por ser natural no tiene porqué ser ecológico, ya que sólo respetará el medioambiente si se obtiene mediante agricultura ecológica libre de pesticidas.
Además, el hecho de que no exista un distintivo homogéneo en Europa para productos ecológicos no alimentarios hace nuestra elección más difícil. Para ayudarnos, tenemos el certificado emitido por entidades como Ecocert, un organismo de control y de certificación acreditado, entre otros, por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Hacer del aceite de lavanda nuestro perfume, del salvado de trigo nuestra exfoliante, del aceite de oliva un hidratante para la piel o del jabón de Marsella el rey de nuestro lavabo puede ser un buen comienzo para proteger la biodiversidad de nuestros ríos y mares.