Las personas mayores son experiencia, sabiduría y consejo. Son muchos los abuelos que realizan una importante labor en el cuidado de los nietos, criaron a sus hijos y ahora les echan una mano con sus pequeños. Por lo menos, hasta que sus fuerzas se lo permiten.
Por eso, cuando una familia tiene que tomar la difícil decisión de llevarlos a una residencia, es porque necesitan cuidados más especializados que, por distintas razones, no les pueden proporcionar y esperan que allí estén bien atendidos.
Precisamente, para velar porque nuestros mayores reciban la mejor atención posible, la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) ha solicitado un aumento de las inspecciones y las medidas de control en las residencias de ancianos.
Esta declaración se ha producido a raíz de un suceso acaecido en Olot (Girona), donde fallecieron once personas en un centro de mayores desde agosto de 2009 hasta el pasado mes de octubre. El presidente de la CEOMA, José Luis Méler, aseguró que aunque sucesos como éste son aislados y minoritarios, es muy importante que se tomen las medidas necesarias para evitar que vuelvan a suceder.
Según un estudio de la propia confederación, un 25% de las personas dependientes que viven en residencias son atadas con sujeciones o correas, mientras que si los pacientes tienen una enfermedad mental, ese porcentaje aumenta al 60%.
Al publicar este informe, y pedir un mayor número de inspecciones, CEOMA busca que se eliminen las ataduras físicas, porque no disminuyen el riesgo de caídas, ni mejoran los problemas de conducta que puedan sufrir los ancianos y además minan su autoestima y su dignidad personal. Insiste también en que los pacientes se pueden cuidar y proteger sin recurrir a fármacos psicotrópicos.
Cuantas más inspecciones haya, tendremos mayor seguridad y la certeza de que estamos ofreciendo los mejores cuidados a esas personas que nos lo dieron todo y que ahora solo deberían preocuparse por descansar.