
Entras en Wikipedia, y respecto a la fiebre amarilla a la que también llaman ‘vómito negro’ o incluso ‘Plaga Americana’, encuentras que es una enfermedad viral aguda e infecciosa causada por ‘el virus de la fiebre amarilla’. Y si continúas, más abajo, a modo de información histórica, se afirma que “la fiebre amarilla ha sido una fuente de epidemias devastadoras en el pasado”, como es el caso de los soldados franceses durante la Revolución Haitiana de 1802 donde hizo estragos entre las filas.
Pero hoy no hablo del pasado sino más bien del presente más rabioso y de la fiebre amarilla en Costa de Marfil. Resulta que, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la gravedad de la fiebre amarilla, una infección potencialmente letal transmitida por mosquitos, es tal que “un solo caso confirmado en un país constituye una epidemia”. Y está ocurriendo hoy. En Costa de Marfil.
Por lo que sabemos, hasta el momento no hay cura conocida, pero una dosis de la vacuna es capaz de inmunizar a una persona durante diez años. Y en esta labor se encuentra Unicef desde hace algo más de una semana, vacunando contra la fiebre amarilla a 830.000 adultos y niños de más de nueve meses en cuatro distritos de Costa de Marfil.
A esta situación de emergencia, se suma, como sabéis, la inestabilidad desde las elecciones presidenciales del pasado mes de noviembre. Sin embargo, la unión hace la fuerza y, en estos casos, cuanto más entidades implicadas mejor salen las cosas. En este sentido, la Alianza Global por la Vacunación e Inmunización se ha sumado a la iniciativa de Unicef aportando las vacunas contra la fiebre amarilla. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha colaborado en tan loable campaña.
La responsable de Unicef en Costa de Marfil, Sylvie Dossou, afirma respecto a esta iniciativa que:
“Esta vacunación sirve también para demostrarle al mundo que, a pesar del impasse político que hay en el país, las tareas humanitarias continúan en Costa de Marfil y que estamos atendiendo a los más vulnerables”.
La campaña se desarrollará en los distritos de Katiola y Beoumi, donde se han registrado desde el pasado mes de noviembre 66 casos de fiebre amarilla, de los que 25 fallecieron, (lo que supone una tasa de mortalidad del 35%), y en los de Seguela y Mankono.
“Se trata de unas extensas zonas rurales donde las tasas de vacunación infantil son inaceptablemente bajas”, señaló la doctora Eli Ramamonjisoa, responsable de la sección de Supervivencia Infantil de Unicef en Costa de Marfil. Ramamonjisoa añadió que Unicef también trabaja con organizaciones aliadas para almacenar vacunas y antirretrovirales en todo el país marfileño.
Bueno, en cierto sentido, comprobamos en la historia que a cada nuevo brote de fiebre amarilla le siguen numerosas muertes. Sin embargo, desde este blog esperamos que estas vacunas sirvan para atajar la dolencia, o al menos para evitar más muertes y, de paso, auguramos nuestros mejores deseos para que la estabilidad, junto con la salud, se restablezcan en Costa de Marfil.