Testimonio: devolver la risa en la India

Fotos: Isabel Morera
Fotos: Isabel Morera

Isabel Morera se enteró de que la Fundación Vicente Ferrer necesitaba gente para viajar a la India como voluntaria y no lo dudó. Sobre todo porque la entidad le planteó un reto especialmente bonito: su misión durante los meses que estuviera allí sería devolver la sonrisa al mayor número posible de niños con las pocas armas que se pudiera llevar en la mochila. Así que con unas cuantas ideas, mucha creatividad y un «disfraz» de payasa de hospital, Isabel emprendió su viaje.

¿Por qué decidiste irte a la India?

Porque surgió la oportunidad de irme a través de la Fundación Vicente Ferrer a colaborar en un momento en el que tenía claro mi deseo de irme a contribuir como voluntaria a algún país en vías de desarrollo. De esta manera, se dio la conjunción perfecta: la demanda por parte de una fundación con la que simpatizo al 100%, mis ganas y, principalmente, la posibilidad de hacerlo desde una herramienta que vivo como fundamental en el cambio social: el arte.

Un niño hospitalizado jugando con globos de colores

¿Cuáles fueron tus labores allí?

Trabajé como Payasa de Hospital y en los Centros para niños con discapacidad de la fundación.

¿Cómo describirías lo que allí encontraste?

Encontré muchas cosa:! sensaciones, percepciones… lo describiría como un diamante en bruto.

Iniciaste un proyecto allí con unos compañeros, ¿nos puedes contar un poquito más?

Éramos 4 personas los que fuimos para allá. No nos conocíamos, nos encontramos directamente allí. Nuestra labor fue poner en marcha un proyecto que desde la Fundación se promovía por primera vez:  introducir la figura del «clown» o payaso en los hospitales y de esta manera promover los efectos beneficiosos que la risa tiene para la salud.

Con este tipo de ‘terapia’, se facilita la recuperación de los niños que por diferentes causas tiene que estar en el hospital (o bien puntualmente o por un periodo de tiempo más largo). Además, dentro de nuestro planning teníamos también el objetivo de realizar actuaciones creadas por nosotros en todos los centros para niños con discapacidad (niños sordos, con ceguera, retraso mental y parálisis cerebral principalmente) con los que cuenta la Fundación.

La cita con los tres hospitales era semanal y a los centros en los casi 3 meses que estuvimos, nos dio tiempo de ir dos veces a cada uno.

Isabel jugando con pompas de jabón con los niños

¿Cómo fue la comunicación con los niños?

Fue clave en el desarrollo de nuestro trabajo aprendernos algunas cosas básicas en la lengua del lugar (Telugu):  saludar, decir y preguntar el nombre, alguna canción, etc. Con eso ya teníamos mucho ganado, ¡porque a ellos les resultaba muy cómico el simple hecho de ver a unos ‘blancos’ hablando telugu!. Por último, resaltar la buena disposición y acogida, curiosidad y apertura por parte de los autóctonos. La sentimos desde el primer momento e hizo que todo resultara mucho más fácil.

¿Cómo definirías la labor que hace la Fundación Vicente ferrer?

Como una labor admirable, necesaria, fundamental en los tiempos en que vivimos. Un trabajo honesto y coherente, donde el interés es única y exclusivamente el desarrollo y la dignidad de los más desfavorecidos (en este caso de los dálits o intocables del estado de Andhra Pradesh).

Niño y madre riendo ante los juegos de Isabel

¿Nos puedes decir qué es lo que se siente de voluntario en un lugar como ese? ¿Cómo describirías la experiencia?

Sientes como persona de manera integral… pero remitiéndome al hecho de ser voluntaria, sentía una profunda satisfacción y gratificación al experimentar que sin ningún esfuerzo, aportaba mucho.

¿Nos quieres contar alguna anécdota que te haya impactado?

Cada día estaba lleno de pequeños detalles… Me viene una imagen del último día que visitamos uno de los hospitales, cuando ya nos íbamos: delante del coche, había un columpio, casi onírico, colgado de un árbol. Sentada, una niña de belleza exótica, se levantó para darnos una flor (de colores intensos y como aparecida por arte de magia) a cada uno… Fue un instante mágico.