
He entrevistado a Harriet Griffey, que es periodista y escritora especializada en temas relacionados con la salud, porque acaba de publicar un libro titulado ‘Concéntrate’ (Temas de Hoy, 2011) en el que nos habla, por supuesto, de las mejores maneras para lograr prestar atención a lo que estamos haciendo y sacar el mejor partido de ello. No he podido resistir la tentación, obviamente, de hacerle unas preguntas respecto a la concentración de las personas mayores. Por cierto, Griffey, para el que le interese, estudió enfermería, que es de donde procede su conocimiento e interés por la salud, pero también es coach o “entrenadora de vida” acreditada, tal y como a ella le gusta mencionarlo. Os dejo con sus sabias palabras.
Dicen que ‘quien mucho abarca, poco aprieta’. ¿Qué es el arte de la concentración? ¿Qué suele impedirla?
El arte de la concentración consiste en aplicar el conocimiento que tenemos de nosotros mismos: nuestras capacidades, nuestros tipos de personalidad, lo que funciona para nosotros, cómo nos autoboicoteamos para evitar la concentración y lo que podríamos hacer para crear una mejor oportunidad de concentración, a través del estudio, la observación y la práctica. Se convierte en una elección activa y es algo sobre lo que se puede tener control.
Parece que el cerebro es capaz de adaptarse a los cambios y que nunca es tarde para aprender si se practica. ¿Es esto cierto? ¿Cuáles son los efectos positivos en la vida cotidiana de aprender a concentrarse?
La capacidad del cerebro para adaptarse es excelente y continúa durante toda la vida. Si podemos aprender a adaptarnos a la tecnología digital, las 24 horas ininterrumpidamente, en vida del siglo XXI podremos volver a aprender las habilidades de concentración. Los efectos positivos de esto es que la concentración aumenta nuestra capacidad de atención, reduce el estrés y podemos lograr más.
¿Podría comentar alguna de las estrategias necesarias para recuperar esta habilidad?
La primera estrategia consiste en crear un ambiente que nos ayude a concentrarnos por lo que si nos metemos en el hábito de prepararnos para la concentración, debemos apagar las distracciones (por ejemplo, alertas de correo electrónico, teléfonos móviles, etc.) y también hacer una cosa a la vez, en lugar de múltiples tareas.
Aunque se supone que ‘Concentración’ es un libro para padres, para hombres de negocios, etc… subraya que lo es para aquellas personas mayores que desean ver cómo incrementar esas facultades que están perdiendo. ¿Es tarde para ellos?
Nunca es demasiado tarde para mejorar nuestra capacidad de concentración, sea cual sea nuestra edad. Las innovaciones recientes, como la resonancia magnética, han demostrado que la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar en respuesta a estímulos nuevos es de por vida.
¿Podría intentar explicarnos el beneficio de la concentración para las personas mayores?
Si no lo practicamos, perdemos la capacidad de concentración, por lo que hacer el esfuerzo de mantener el cerebro estimulado y centrado, vale la pena sobre todo para las personas mayores. El ejercicio físico regular y una buena nutrición también son importantes.
¿Cómo les motivaría para que cuiden esta parcela tan importante de la vida?
Puede ser un buen motivador el hecho de ver los beneficios de su memoria y la consecuente mejora en su estado de ánimo, también proporcionar a las personas mayores oportunidades para el compromiso, la estimulación, el ejercicio y la participación con los demás, son elementos de gran ayuda.
Respecto al Alzheimer, ¿cree que aprender a concentrarse, antes de que la enfermedad aparezca, podría ayudar también a las personas a prevenirla?
El Alzheimer es una enfermedad muy específica que causa la destrucción de las células del cerebro y aun no entendemos muy bien las causas o cómo frenarlo. Para los que tienen esta forma de demencia, no hay mucho que se pueda hacer para detener el progreso de la enfermedad.
¿Qué cree usted que podríamos hacer para atajar esta dolencia?
Algunos expertos piensan que podemos reducir la posibilidad de la enfermedad de Alzheimer al no exponer al cerebro a las hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, que son neurotoxinas. Aun no hay evidencia científica que confirme esto, pero cuidando nuestro cerebro al reducir el estrés, comiendo bien y haciendo ejercicio regularmente, podemos ayudar a la salud de nuestro cerebro. También puede ser posible reducir el riesgo de otros tipos de demencia, los causados por la aterosclerosis y coágulos sanguíneos en el cerebro, a través de un estilo de vida saludable.
El cerebro adulto posee plasticidad, frente a lo que se creía hasta ahora, ¿es cierto que también las personas de cierta edad tienen la capacidad de modificar las relaciones neuronales según se usen más o menos? ¿Podría explicarnos esto?
La capacidad del cerebro para continuar haciendo nuevas conexiones, su neuroplasticidad, es de por vida (siempre y cuando no haya enfermedades como el Alzheimer), pero esto depende de que el cerebro se estimule para hacer nuevas conexiones. Mantenerse físicamente y mentalmente activo es la mejor manera de conseguirlo.
¿Cuál es la mejor dieta para mantener la concentración, que procura una vida mejor?
Lo que es bueno para el cuerpo también es bueno para el cerebro. El cerebro necesita una dieta nutritiva y equilibrada, con el suministro de una fuente regular de la glucosa para la energía y de agua para la hidratación. Existe evidencia de que los ácidos grasos esenciales omega-3, los aceites de pescado, ayudan a la conectividad del cerebro. El cerebro necesita ácidos grasos omega-3 DHA (ácido docosahexaenoico) para su desarrollo, y omega-3 EPA (ácido eicosapentaenoico) para su función. Comer pescado graso, como sardinas, salmón y caballa, es una buena fuente de omega-3.