
Parece ser que España apuesta por que cualquier alumno, de una manera u otra, pueda llegar a la universidad. Y no me extraña porque la crisis afecta también a la educación y hay que conseguir motivar a nuestros jóvenes para que cursen estudios superiores, pero, sobre todo, lograr que se queden en nuestro país para que los talentos españoles (y el dinero que cuesta formarlos) no escapen a otros países en busca de un trabajo.
Puede ser que sea ese uno de los motivos por el que un alumno que no haya aprobado la ESO ya pueda acceder a la universidad si se matricula en los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) y supera distintos ciclos para llegar a la FP de grado medio y a la FP de grado superior.
Y es que parece ser que esta situación será posible tras la reciente publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de sendos reales decretos de reforma de la ESO y de la FP, y tras haberlo confirmado el ministro de Educación, Ángel Gabilondo.
Según afirmó contundentemente el titular de Educación “efectivamente” un alumno sin aprobar la ESO “ya puede llegar a la universidad” porque los reales decretos mencionados, que desarrollan la Ley de Economía Sostenible, “flexibilizan el sistema educativo para combatir el fracaso y el abandono escolar”.
Pues bien, para que esto sea posible resulta que el alumno podrá cursar los PCPI a partir de los 15 años (un año antes que hasta ahora). Pero también deberá aprobar los módulos obligatorios para llegar a FP de grado medio, un curso puente para alcanzar la FP de grado superior y materias para tener el título de bachiller antes de llegar a la universidad.
El propio Gabilondo ha subrayado que:
“El nuevo sistema educativo es flexible y riguroso y ha tenido mucho éxito en otros países por eso se complementará con otro real decreto que el Ministerio de Educación quiere aprobar antes de que concluya esta legislatura y que permitirá la convalidación mutua de créditos universitarios y de FP”.
Según los datos aportados por el ministro resulta que sólo el 59,4% de los estudiantes de 15 años termina sus estudios en el año que le corresponde. Para colmo, el 24,2% lleva un año de retraso y un 15% dos o más (años de retraso). ¿Y qué porcentaje abandona el sistema educativo? Pues nada más y nada menos que un 39%.
Así que, en mi opinión, estamos ante una buenísima noticia que, espero, llevará a muchos jóvenes estudiantes a acceder a una educación superior que redundará en beneficio de nuestro país. Por supuesto.