
No todas las aves se emparejan y construyen su nido en su época de reproducción. Y para ejemplo un botón: un estudio llevado a cabo en Doñana revela que una gran parte de los milanos negros (Milvus migrans) son aves jóvenes que ni se emparejan ni construyen nido.
Esta situación, que puede prolongarse hasta la edad de siete años, ocurre a pesar que estas aves retornan cada primavera desde los cuarteles de invernada en África, tras recorrer miles de kilómetros… ¡Y aunque se mueran de ganas de encontrar novia!
“¿Que impide entonces a los jovenes reproducirse? La respuesta guarda relación con el estrés. Los machos solteros mostraron unos niveles de respuesta al estrés (niveles de corticosterona) muy superiores a los de aves reproductoras. Aparentemente, los mayores monopolizan los lugares de reproducción, provocando el estrés de los solteros al impedir su acceso a unos territorios de cría que son limitados.
Esta conclusión ha sido publicada en la revista Physiological and Biochemical Zoology, como resultado de la investigación de científicos de la Estación Biológica de Doñana, instituto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); fruto del trabajo de los investigadores Julio Blas, Fabricio Sergio y Fernando Hiraldo. Además, ha contado con la participación del investigador John C. Wingfield, del Departamento de Biología de la Universidad de Washington, Seatle.
Los investigadores de la Estación Biológica de Doñana midieron los niveles de varias hormonas sexuales para concluir que las aves jóvenes son, desde un punto de vista fisiológico, tan competentes y sexualmente maduras como los reproductores de mayor edad.
En el caso de las hembras, el patrón se invierte y son las jóvenes solteras quienes muestran un menor estrés. Estas diferencias pueden también ser explicadas por el proceso de competencia territorial, que tiene un carácter predominantemente masculino en la mayoría de las aves monógamas. Estrés, dominancia y reproducción van de la mano.