Investigadores diseñan una nueva molécula para el tratamiento del Alzheimer

Molécula diseñada por el equipo de Ghosh
Foto: Universidad de Purdue

La investigación es clave para avanzar en el tratamiento de cualquier enfermedad, pero más si cabe en el Alzheimer, que es una dolencia que aún no tiene cura. Por eso hoy os queremos contar que expertos de la Universidad de Purdue, en Indiana (Estados Unidos) han diseñado una nueva molécula para el tratamiento de esta enfermedad neurodegenerativa.

Esta nueva molécula es un potente inhibidor de la enzima beta-secretasa, que procesa la Proteína Precursora Amiliode (APP) y que se relaciona con el Alzheimer. Además de inhibir las enzimas, la particularidad de esta nueva molécula es que, según sus creadores, actúa únicamente sobre el objetivo y no daña procesos fisiológicos sanos.

El director de la investigación ha sido el profesor Arun K. Ghosh, quien ha afirmado que “esta molécula mantiene las propiedades de los primeros inhibidores de la beta-secretasa pero tiene mucha menor probabilidad de causar efectos secundarios dañinos”.

Y es que cada vez que un tratamiento no da en el blanco, produce un daño a las células y moléculas al que los expertos llaman toxicidad. Esta toxicidad, aunque se produzca en niveles muy bajos, puede provocar que el paciente tenga que recibir tratamiento adicional durante toda su vida. Esta partícula tiene la característica de que su índice de selectividad sobre la enzima diana es siete veces mayor que el de una molécula normal, lo que reduce las posibilidades de generar toxicidad.

Si tienen éxito, los inhibidores de la beta-secretasa podrían permitir la intervención en las fases iniciales del Alzheimer y por tanto podrían formar parte de un potencial tratamiento de la enfermedad. Éste trataría de evitar la formación de placa amiloide en el cerebro, fibras tóxicas causantes de la enfermedad.

Las versiones anteriores del inhibidor de la beta-secretasa fueron capaces incluso de revertir la progresión de la formación de la proteína beta amiloide en cerebros de ratones, pero el equipo de la Universidad de Purdue se muestra cauto a la hora de la posibilidad de realizar ensayos clínicos en humanos debido a que aún no saben si será posible convertir la nueva molécula en un fármaco de fácil administración que pueda traspasar la barrera hematoencefálica.