Hoy queremos presentarte a Shanto, un niño de 10 años que vive en Dhaka, la capital de Bangladesh. Aunque su rutina diaria comienza en la escuela, al acabar las clases vuelve a casa para comer y, después, se marcha a trabajar. Cuando regresa ya es de noche, cena y se va a dormir.
Él es uno de los más de cinco millones de niños de entre cinco y 14 años que se ven obligados a trabajar a causa de la pobreza que existe en este país del sureste asiático. Aún así, podríamos decir que Shanto es afortunado, porque tiene la suerte de poder combinar su jornada de trabajo con el derecho a la educación, que ejerce en una de las cinco escuelas de la ONG Intervida en Bangladesh.
Él sabe que si acaba el colegio, cuando sea adulto podrá optar a un trabajo mejor. Hoy gana seis euros al mes en una fábrica, pero de mayor tiene claro que quiere ser médico:
Me gusta estudiar. Si acabo el colegio podré tener un trabajo mejor
Te dejamos con la historia de Shanto, uno de los 215 millones de niños trabajadores que hay en el mundo.