
Seguramente los paisajes más hermosos que hayáis visto estén teñidos de verde. En cualquier parte del mundo, las reservas naturales, su fauna y su flora constituyen parajes de indescriptible belleza y para evitar que se tiñan de gris, es necesaria su preservación y cuidado.
Esta es, exactamente, la función que ha desempeñado la Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH) en el encinar cantábrico El Monterín, en Igollo de Camargo. Aquí, se han realizado trabajos de desbroce y resalveo en las zonas más necesitadas y se han plantado un total de 150 árboles de encina, madroño y laurel.

El Monterín es una de las reservas municipales que forman la Red Anillo Verde de la Bahía de Santander y que tiene por finalidad contribuir a la conservación y al mantenimiento del entorno natural de esta área geográfica que necesitaba un ‘plus’ de mimos para su preservación en el tiempo.
Además, la Fundación Naturaleza y Hombre también se encarga de proteger todos los hábitats representativos de la zona, como son los humedales, litorales e interiores, los complejos dunares, los bosques caducifolios o los ecosistemas fluviales, entre otros.
‘Custodiando nuestro territorio: trabajos de mejora del medio natural’ es una iniciativa promovida por la Consejería del Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Urbanismo del Gobierno de Cantabria y que ha actuado en conjunto con la FNYH en los trabajos de recuperación de este encinar cantábrico salvaguardando así, uno de esos rincones mágicos del norte de la Península.