
No hay duda de que la igualdad de oportunidades y de trato de la mujer es un objetivo prioritario en la vida y que todos, desde cualquier perspectiva, hemos de intentar esforzarnos para que sea un hecho cotidiano. Sin embargo, sabemos que aún no estamos en ese punto de nuestra existencia y, por ello, hoy quiero que repasemos juntos algunas de las sentencias importantes de personas expertas, en su mayoría mujeres, en esta materia. Se reunieron no hace tanto en uno de estos encuentros que se realizan sin la suficiente frecuencia, pero donde surgen apuestas claras, datos exactos y buenas propuestas.
Así, recogemos la voz de Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación Española de Mujeres Progresistas, quien afirma que, según los cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT):
Faltan todavía 400 años para que la igualdad entre hombres y mujeres sea una realidad en el mundo, donde hay actualmente muchas diferencias entre unos y otras
Asimismo, esta mujer progresista nos recuerda que para ganar lo mismo que un hombre, las mujeres tienen que trabajar 82 días más al año que él y, para que esto no suceda, Besteiro apuesta por trabajar en un nuevo contrato social basado en la corresponsabilidad de hombre y mujer en las tareas domésticas, pero también en las públicas. Además, Besteiro asegura que ya es tiempo de:
Superar el concepto de conciliación para dar paso al de corresponsabilidad
Otra fémina consciente y que aporta su sapiencia al tema que nos ocupa, la igualdad de oportunidades, es Asunción Bernárdez, directora del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid. Ella se pregunta que:
¿De qué sirve investigar sobre la situación de la mujer y la igualdad si los resultados del trabajo realizado no se llevan a la práctica y si el mundo no se mueve?
Acotando esta pregunta en su campo, la educación, Bernárdez tiene una denuncia que hacer: “la futura ley educativa no supondrá ninguna ventaja para incluir la igualdad de género en la escuela” y es que, apunta esta experta, “en este momento, ni siquiera en la universidad hay asignaturas en esta línea”.
Algo de lo que que se habla, pero que nunca llega a buen puerto, es de la inclusión de asignaturas en el colegio como una que podría llamarse, por ejemplo, ‘hogar’. En ella, explica la directora del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid, los niños y las niñas aprenderían, entre otras, cosas tan básicas como usar una taladradora o poner una lavadora, indistintamente, claro, del sexo de la persona que utilice la máquina que sea.
Y sacando este discurso de la casa, hago mías también las palabras de esta experta y feminista cuando enfatiza que, además para combatir esa indiferencia de los que no padecen la desigualdad y todo eso les parece una tontería, hay que:
Dejar de favorecer a los que ya están favorecidos por clase porque en este mundo tenemos que circular todos por las mismas carreteras
Las mujeres con discapacidad
Y como todas estas brillantes mujeres han soltado sus críticas en la conferencia titulada ‘La Confianza en las Mujeres: Una respuesta a los retos del Siglo XXI para la ONCE y su Fundación‘ celebrada recientemente, no podía pasarse por algo la igualdad necesaria y la desigualdad tan evidente que sufren las mujeres con discapacidad.
En este sentido, el director general de Políticas de Apoyo a la Discapacidad, Ignacio Tremiño, esta vez un hombre, subrayó la mayor dificultad que tienen las mujeres con discapacidad por el hecho de serlo para llegar a puestos de responsabilidad.
Esta dificultad radica, a su parecer, en la realidad de que el reparto de las tareas domésticas no es todavía equilibrado y pesan más sobre la mujer que sobre el hombre. ¿Alguien sostiene que esto ya no es así? Con tanta razón, insiste con énfasis en que, para colmo, “la desigualdad se acentúa mucho más en el caso de las mujeres que tienen alguna discapacidad porque sus familias suelen proteger tan en exceso que”, sabe Tremiño, muchas veces, “impiden su acceso a la formación”.
Otra mujer interesante que aporta un dato también de interés en este discurso es Teresa Palahí, presidenta del Observatorio de Igualdad de Oportunidades de la ONCE y su Fundación. Señala como uno de los hechos más importantes para las mujeres ocurridos en el siglo pasado “la aprobación de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad” que, precisamente, aboga por la no discriminación por razón de sexo y vela por la igualdad de hombres y mujeres.
Por último, me gustaría rescatar el recuerdo de otra mujer activista, valiente y que yo, personalmente, admiro de una forma muy especial, casi más por la energía que desprende, por su carácter combativo que por lo que sé de sus andanzas profesionales y vitales que, sin duda, son muchas y brillantes. Se trata de Ana Peláez y esa denuncia suya, en esa conferencia referida, a la esterilización a diario que sufren muchas niñas “tan sólo por el hecho de tener alguna discapacidad”.
Y si este último párrafo pone un sabor agridulce en la boca, cerremos el artículo alentando a todas las personas que simpatizan con la causa de sembrar igualdad en el mundo, y también a esas entidades públicas o privadas que, ciertamente, por conciencia a veces y por reputación otras, tienen como objetivo prioritario la igualdad de oportunidades y de trato de la mujer. Por ello, aplaudamos ese esfuerzo que realizan por alcanzar la participación de la mujer, la profundización de la democracia paritaria, la formación, el empleo, las responsabilidades de gestión, la conciliación de la vida familiar y laboral y, por ende, la lucha contra la violencia de género y también, por qué no, el lenguaje sexista para tantos baladí y no lo es en absoluto.