Un total de 200.000 personas se han visto afectadas por la erupción del volcán Kelud, en Java y, al mismo tiempo, la situación humanitaria de las poblaciones desplazadas tras la erupción del volcán Sinabung, en la isla de Sumatra, está empeorando.
Así nos lo hacen saber desde la ONG Acción contra el Hambre, que ya trabaja para identificar las necesidades de los afectados. Después de hacérselas llegar a las autoridades, además de a las ONG, han detectado que tras la aparente buena gestión y cobertura de las necesidades básicas de los actores que operan sobre el terreno, se esconden ‘serias insuficiencias‘.
En concreto, actualmente están valorando las consecuencias del desplazamiento de 9.000 familias procedentes de las laderas de Sinabung y trabajan de cara a garantizar su seguridad alimentaria, el acceso a los cuidados básicos de salud y su buen estado nutricional, así como la coordinación entre los actores que trabajan en la intervención.
Más de 34.000 personas permanecen hoy desplazadas, incluyendo 23.000 refugiados, en campamentos de emergencia. El establecimiento de un perímetro de seguridad alrededor del volcán, tras una nueva erupción registrada el 1 de febrero, les impide volver.
Os contamos que tras varios siglos de inactividad, una erupción sorpresa registrada en septiembre de 2013 provocó el desplazamiento de 20.000 personas y las erupciones registradas ya en 2014 han prolongado la situación de emergencia y causado ocho fallecidos.
La ONG denuncia que, a pesar de la ayuda humanitaria proporcionada al comienzo de la crisis por el Gobierno, las ONG y Cruz Roja, la gente sigue sin recibir una asistencia adaptada a sus necesidades nutricionales y por eso se teme un deterioro en la situación de estas personas, sobre todo de las más vulnerables: niños menores de cinco años o mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
Y es que ninguna atención especial cubre las necesidades nutricionales de los niños más pequeños. La alimentación materna disminuye y se multiplican los síndromes de estrés entre las familias, lo que explica el deterioro de la atención materno-infantil. Desde Acción contra el Hambre aseguran que:
Sin una vigilancia del estado nutricional de los niños y las madres, las autoridades de salud locales se tendrán que enfrentar a numerosos retos para evitar su deterioro físico y la propagación de enfermedades en los campamentos de desplazados
Ante esto, Acción contra el Hambre recomienda una mejora urgente del acceso al agua potable y al saneamiento, el fortalecimiento de las prácticas de cuidado infantil, garantizar la detección y cuidado de los casos de desnutrición, mejorar la salud mental de los más vulnerables y comenzar a prepararse para la reubicación de las familias y la rehabilitación de sus medios de vida, en un momento en el que la esperanza de regresar a sus hogares se aleja.