La neuroimagen es, desde hace algunos años, un ‘arma’ para la detección precoz de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, puesto que gracias a las imágenes de alta resolución que proporcionan se pueden observar diferentes variaciones en el cerebro de los pacientes.
Ahora, un nuevo estudio que se acaba de publicar en la revista Radiology y que han realizado científicos de la universidad italiana de Pisa concluye que las imágenes tomadas mediante la resonancia magnética de alto campo pueden ayudar a detectar el Parkinson en sus fases tempranas.
La detección precoz de las enfermedades neurodegenerativas es fundamental para su tratamiento y para ralentizar su progresión y este trabajo liderado por Mirco Cossotini puede ayudar al diagnóstico clínico de la enfermedad.
Para la realización de este estudio se han analizado los cerebros de 38 pacientes, 17 de los cuales tenían Parkinson y 21 estaban cognitivamente sanos a quienes sometió a pruebas con imágenes de resonancia magnética 7T-MRI en las que se detectaron tres capas diferentes de sustancia negra.
Esta sustancia negra es la región del cerebro medio donde se encuentran la mayoría de neuronas dopaminérgicas, que son aquellas que se pierden en mayor número cuando se desarrolla la enfermedad de Parkinson.
Teniendo en cuenta las diferentes anomalías en estas capas del cerebro que se detectaron con la resonancia magnética de alto campo, los científicos clasificaron de forma correcta a los pacientes con Parkinson con una sensibilidad del 100% y una especificidad del 96,2%.
Estos resultados permiten vislumbrar una mayor posibilidad de detección temprana de la enfermedad, lo que podría ayudar a iniciar antes el tratamiento contra el Parkinson.
Sin embargo, los propios investigadores son cautelosos y afirman que el diagnóstico debe seguir siendo eminentemente clínico y que la introducción de las resonancias magnéticas de alto campo son todavía un elemento de apoyo para dicho diagnóstico.