Cuando las violaciones a mujeres son un arma de guerra

Denis Mukwege, premio Sajarov 2014
Foto: Unión Europea

Los cuerpos de las mujeres se han convertido en un auténtico campo de batalla y la violación se utiliza como arma de guerra

Así lo asegura el doctor congoleño Denis Mukwege, reconocido con el Premio Sajarov 2014 a la libertad de conciencia. Y lo dice con conocimiento de causa, ya que este profesional sanitario dedica su vida a reconstruir los cuerpos y las vidas de las mujeres y niñas congoleñas que son víctimas de violaciones en grupo y violencia sexual brutal en la guerra que azota la República Democrática del Congo.

Tras estudiar Medicina, fundó el servicio de ginecología del Hospital de Lemera, que fue destruido en 1996 con el estallido de la guerra. Tras estos incidentes, huyó a Bukavu y levantó otro hospital a base de tiendas de campaña, que también fue arrasado en la segunda guerra del Congo, en 1998.

Sin cesar en su empeño, reconstruyó su hospital en Panzi y formó a otros profesionales en el tratamiento de las mujeres víctimas de los combatientes. Desde la reapertura del centro en 1999, cuando aceptó a la primera víctima de violación que presentaba heridas de bala en sus genitales y muslos, ha tratado a más de 40.000 mujeres.

No se trataba solo de actos violentos de guerra, sino que era parte de una estrategia… se violaba a varias personas al mismo tiempo, públicamente, en una noche podía violarse a toda la aldea. Con ello no solo se hacía daño a las víctimas, sino a toda la comunidad, a la que obligaban a observar la escena. El resultado de esta estrategia es que las personas se veían obligadas a huir de sus pueblos, a abandonar sus campos, sus recursos… todo

Así lo declaró el médico congoleño a la BBC y así se expresó al recibir el premio que concede la Unión Europea por su labor a favor de la dignidad de las mujeres:

Al concederme el Premio Sajarov, llaman ustedes la atención del mundo sobre la necesidad de proteger a las mujeres en periodos de conflictos armados, y rechazan la indiferencia frente a una de las mayores catástrofes humanitarias de estos tiempos modernos

Y es que el propio Mukwege fue víctima de la violencia que azota su país, cuando en 2012 su domicilio fue asaltado por hombres armados que retuvieron a sus hijas a punta de pistola. Consigió huir y escapar con su familia a Suecia y Bélgica, para regresar finalmente a su país en 2013, cuando un grupo de mujeres que viven con menos de un dólar al día reunió los fondos suficientes para pagarle el billete de vuelta.

Este médico congoleño, quien considera que “la justicia debería estar en el núcleo del proceso de paz” y que la lucha contra la impunidad debería reforzarse, asegura:

Identifico a cada mujer violada con mi mujer; identifico a cada madre violada con mi madre; e identifico a cada niña violada con mis hijas