El ejercicio mejora el equilibrio y la capacidad de movimiento en personas con Parkinson

old runner

Varias son las ocasiones en las que en este blog de Alzheimer y Parkinson os hemos hablado de los beneficios que tiene realizar ejercicio físico para los pacientes con enfermedades neurodegenerativas. Este post o éste otro son solo algunos ejemplos.

Ahora, un estudio publicado en la revista Neurology, la publicación de la American Academy of Neurology, reitera que el ejercicio es muy beneficioso para las personas con Parkinson -no solo en el aspecto físico sino también en el psicológico-, e influye en la mejora de su calidad de vida.

El objetivo de este trabajo era determinar si las caídas en pacientes con Parkinson se pueden prevenir con ejercicio pautado y realizado bajo la supervisión de un especialista. Y es que las caídas son un problema ciertamente común para las personas con esta enfermedad neurodegenerativa, puesto que los datos indican que un 60% de pacientes las sufre al menos, una vez al año, y dos tercios de éstos, más de una.

Para llevar a cabo el estudio se eligió a una muestra de 231 pacientes con Parkinson en sus diferentes fases que recibieron su atención habitual o participaron en un programa de ejercicios de entre 40 y 60 minutos, tres veces por semana durante seis meses. Estos ejercicios consistieron principalmente en fortalecimiento de las piernas y rutinas de equilibrio.

Los resultados indicaron que en el grupo con el Parkinson más avanzado no hubo diferencias significativas en la tasa de caídas de quienes realizaron la rutina de ejercicios y de quienes no lo hicieron; pero sí se redujeron las caídas entre los pacientes en las fases iniciales de la enfermedad que hacían ejercicio en relación a aquellos que no lo hicieron hasta en un 70%.

Por tanto, las conclusiones del informe indican que los programas de ejercicio dirigidos a personas con Parkinson se deben iniciar en las fases iniciales de la enfermedad si se quiere provocar un efecto de disminución de las caídas y pérdidas de equilibrio.

No obstante, gracias a este trabajo se ha comprobado, una vez más, que el ejercicio físico mejora la agilidad, capacidad de movimientos y coordinación de los mismos en las personas con Parkinson, además de hacerles perder el miedo a nuevas caídas y proporcionar un mejor estado de ánimo general.