Todo el mundo vuelve sus ojos a Japón y se solidariza por el difícil momento que están viviendo los habitantes de aquel país.
Desgraciadamente, seguimos por los medios de comunicación que están siendo especialmente difíciles de controlar los escapes de radiactividad de las centrales nucleares de Fukushima.
Y es inevitable pensar en las consecuencias que puede tener este desastre sobre el medioambiente. Una de las preguntas que más nos está llegando es, que ahora que la radiactividad ha llegado al mar, si los demás países se encuentran en riesgo de acabar sufriendo sus efectos. Y uno no puede evitar preguntarse qué pasaría si llegara a nuestro país.
Pues bueno, parece que por el momento España está fuera de peligro. Según ha informado el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, los valores de radiactividad en España:
«se mantienen dentro de la más estricta normalidad y no representan en ningún caso riesgo para la salud y el medioambiente».
Pese a que la crisis nuclear en la central japonesa de Fukushima ha provocado un aumento de los niveles normales en Islanda, el Ejecutivo español sostiene que aquí:
«no se esperan alteraciones significativas en estas mediciones en el continente europeo».
España cuenta con dos operativos que suman un total de unos mil puntos
de medición radiológica ambiental, repartidos por todo el territorio
nacional, que permiten medir los niveles de radiación en el aire, cuencas
fluviales, puntos del litoral, suelos y productos alimentarios.
La Red de Vigilancia de Ámbito Nacional del Consejo de Seguridad Nuclear se compone a su vez de dos redes de vigilancia: la Red de Estaciones Automáticas (REA) y la Red de Estaciones de Muestreo (REM).
La red de estaciones automáticas (REA) está integrada por 25 estaciones de medición automática, que disponen de instrumentos capaces de medir continuamente variables radiológicas (tasa de dosis gamma, concentración
de radón, radioyodos y emisores alfa y beta en aire), así como variables
meteorológicas (temperatura, precipitaciones, humedad relativa, presión
atmosférica, dirección y velocidad del viento).
La recepción, gestión y análisis de estos datos corresponde al CSN, donde también se reciben los datos procedentes de la red de Protección Civil. En la red de estaciones de muestreo (REM), la vigilancia se realiza mediante la toma de muestras (terrestres y/o acuáticas) y su posterior análisis radiológico. Este proceso lo realiza el Consejo de Seguridad Nuclear en colaboración con una serie de laboratorios e instituciones de investigación españolas.
El REM se compone a su vez de dos redes de mediciones radiológicas complementarias, la denominada «red densa» y la «red espaciada». La red
densa esta compuesta por numerosos puntos de tomas de muestras repartidos por todo el territorio nacional, y la red espaciada consiste en la selección de un número limitado de puntos de muestreo, donde se realizan medidas de muy alta sensibilidad y especialización.
Con estas dos redes se elaboran estudios e informes para dos programas, el programa de vigilancia de la atmósfera y el medio terrestre, y el programa de vigilancia del medio acuático continental y costero.
El programa de vigilancia de la atmósfera y el medio terrestre tiene como objetivo medir la radiactividad en suelos, aire, agua potable, leche y dieta tipo (alimentos básicos). El CSN desarrolla este programa mediante acuerdos de colaboración suscritos con 20 universidades y organismos de investigación repartidos por toda España.
El programa de vigilancia del medio acuático continental y costero tiene como objetivo vigilar la calidad radiológica de las aguas fluviales de las distintas cuencas hidrográficas, así como del agua de mar en diferentes
puntos del litoral. Este programa se lleva a cabo por el Centro de estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) en colaboración con el CSN.
La red de alerta de radiactividad (RAR), dependiente de la Dirección General de Protección Civil, la forman 903 estaciones medidoras, repartidas por todo el territorio nacional y dotadas de tecnología capaz de detectar cualquier nivel de radioactividad ambiental superior a lo normal. Los datos recogidos en estas estaciones son enviados al Consejo de Seguridad Nuclear, que es el organismo encargado de evaluar y gestionar los datos.