‘Cortos sin Barreras’ nos muestra que nadie es menos que nadie por ser diferente

Detalle de uno de los fotogramas del corto de Miriam Arce HaroMiriam Arce Haro es la joven creadora del corto que ha ganado el ‘I Concurso de cortos sin barreras’, organizado por la Fundación ONCE y la Universidad Camilo José Cela, con un sencillo y sentido vídeo que dice tanto de la profundidad de su personalidad, de su nivel de conciencia, de su vocación de defensa del prójimo y sus ganas de compartir sus jóvenes mensajes llenos de fuerza, de juventud y de valores que sorprenden por su edad, 22 años, y que tienen una sabiduría de alma vieja.

No queremos desvelar mucho más de lo que hemos descubierto porque el vídeo, con el que os dejamos, y con el que ha ganado el concurso lo dice casi todo de esta chica. Y aun más, os dejamos también las respuestas a nuestras preguntas que ha contestado esta joven mujer tan sencilla y que, si se empeña, va camino de convertirse en el despertar de otras muchas conciencias.

¿Qué pretendes conseguir con el mensaje de tu obra?

A la hora de sentarme a hacer este corto, traté de no pensar en ningún momento en lo que se ha hecho hasta el momento a la hora de abarcar temas de esta índole. Tradicionalmente, la gente trata de integrar a los colectivos socialmente marginados, pero el punto de vista desde el que se hace ya crea diferencias. Se habla de ellos como si “tuviéramos que tocarlos con un palo”.

Hasta el día de hoy no he visto ningún trabajo, corto o anuncio que trate el problema con humanidad, como parte de la humanidad, sino que desde el momento en el que se toca es para sembrar más diferencias. Es por eso que traté de enfocar el guión desde la primera persona. Por ello, tampoco enseño desde el primer momento a la persona que habla. He preferido que la mente del espectador trabaje esa parte, pues cuando uno trata de imaginar al que habla tiende a crear en su cabeza alguien con quien pueda empatizar y, a pesar de la diferencia, la posterior simpatía con el protagonista se establece más fácilmente.

Lo que pretendo, más que hacia la propia inserción social de las personas en riesgo de exclusión, es dirigirme hacia el resto de la sociedad desde dentro del propio colectivo, hacer conscientes al resto de que todos somos muy sabios cuando el objeto a opinar es la vida ajena

El anonimato es la vía más cómoda por la que hablar, un refugio desde el que todos nos sentimos con derecho a juzgar sin querer en ningún momento ser juzgados. Es algo que todos hacemos y que hemos hecho en algún momento, unos con más orgullo que otros. Y eso es lo que quiero reflejar: que todos lo hemos hecho alguna vez, incluidos las propias personas en riesgo de exclusión y quizás esa es la crítica o enseñanza que quería subrayar con mi corto.

¿Tienes alguna discapacidad, alguna persona cerca que la tenga?

Yo no tengo ninguna discapacidad, pero sí formo parte de un colectivo socialmente discriminado a día de hoy, pese a todo lo que se ha luchado, los homosexuales. En cierto modo, este hecho también ha supuesto otro refuerzo a la hora de concienciar.
Sin embargo, sí que he tenido la suerte de haber crecido en la familia en la que he nacido. Mi madre, profesora de pedagogía terapéutica, cuando yo tenía 11 años me dijo que si no aprobaba todo me llevaría con ella en verano a trabajar como voluntaria en actividades para niños con autismo y parálisis cerebral. Las aprobé todas, pero aun así pedí a mi madre que me llevara con ella. Ese verano fue el primero que trabajé como voluntaria, pero no fue el único: me enganché. Mi madre dejó de ir por motivos personales, pero yo seguí asistiendo los veranos a estos pequeños campamentos de actividades con los niños.

Con el tiempo dejé de ir, pero probé otros tipos de voluntariados: Con 16 años me apunté a Cruz Roja, en un grupo para prepararme para ser monitora de niños pequeños, pero es algo que probé y no me terminó de llenar, y seguí probando con otros mundos. Con 19 años una amiga me dijo si me apetecía ir con ella de voluntaria a ayudar en una residencia de mayores de Madrid, y encantada acepté, y me quedé con ellos dos años. Actualmente, no estoy en ninguna labor de voluntariado, pero porque entre los estudios, la familia y lo personal lo he podido compaginar.

¿En qué medida son importantes para ti los valores de la sencillez y la honradez y no convertirte en una persona que se cree superior a los demás?

Son aspectos tremendamente importantes para mí y, por ello, me gustaría que también lo fueran para el resto del mundo. En esta sociedad en la que nos ha tocado crecer, las personas nos perdemos entre complementos, nos olvidamos de nuestra historia gracias a que la Wikipedia la recuerda, perdemos nuestros recuerdos porque los discos duros externos, cámaras de fotos, Facebook, Tuenti, iCloud, Dropbox, y demás inventos modernos, hacen que ya no tengamos la necesidad de guardarlo en nuestras cabezas. Delegamos demasiado en la tecnología y en los accesorios. Hemos perdido la noción de lo real, y de lo importante. Hemos creado demasiados soportes a través de los que vivir y nos hemos olvidado de saber hacerlo posible.

Es un dato curioso, únicamente, pero cuando miro a mi abuela siento lástima. No por ella, sino por mí. Ella recuerda su vida entera, recuerda canciones de cuando era niña, canciones que ya no existen más allá de su memoria y del momento en que las canta mientras cocina. Y me miro a mí y me doy cuenta de que no tengo esa memoria porque no he tenido la necesidad de desarrollarla tan finamente, pues para eso tengo un móvil,un portátil, una cámara de fotos, un mp3 o un disco duro que ya se encargan por mí de almacenar todo lo que debiera estar dentro de mi cabeza. El esforzarnos en crear cosas para no esforzarnos y terminar derivando en que todo complemento es más importante que la propia esencia de cualquier elemento, nos resta humanidad, y hay que ser lo suficientemente honrados para admitirlo.

Es increíble lo consciente que eres de lo reprobable que es juzgar y lo cómodo que nos resulta y sorprendente la frase de que todo ser viviente tiene su razón de ser. ¿Nos lo explicas? 

Es una pregunta complicada. No pretendo darle solución, pues a mi parecer es algo que está en la propia naturaleza humana, es un medio para conocer el entorno, el cuestionarlo y valorarlo. El problema surge cuando se convierte en la forma insana de cuestionar todo a nuestro alrededor, incluido lo que no nos atañe ni depende de nosotros, y creernos en el derecho de decretar al respecto lo que según nuestro particular criterio está bien o está mal.

No somos nadie, y al mismo tiempo, somos los que movemos todo, y en función de la dirección que hagamos que tome, la sociedad caminará

Respecto a la parte creativa, ¿te gusta contar historias y querrías seguir haciéndolo?

Me encanta contar historias y justo es a ello a lo que quiero dedicar mi vida. Quiero contar lo que tenga en la cabeza y también lo que otros tengan en la suya y que lleguen a más ojos.

¿Tienes más cortos o algún otro tipo de obra creativa ya realizada o en mente? Si la respuesta es sí, ¿podrías contárnoslas?

Tengo dos trabajos más, pequeños anuncios. Uno publicado en Youtube y el otro no. El que no está publicado refiere la lucha contra la homofobia, esa gran enfermedad que aun nos afecta tan tremendamente a pesar de la creencia popular de que ya está todo más que superado. La discriminación en función de la orientación sexual de las personas sigue persiguiéndonos en demasiados ámbitos de nuestras vidas.

Por otro lado, el que sí está publicado en Youtube trata sobre la necesidad de cuidar la tierra, en concreto, la tierra en que nos criamos. En mi caso particular, una isla, pues soy canaria. Quise darle un enfoque curioso al ‘spot’ y dando a entender que todos somos islas y debiéramos cuidarnos como tales,  no sólo a nosotros mismos.

Y más proyectos, por supuesto, que hay, y habrá muchos más. Por el momento, en mente sólo uno, un pequeño relato en el que estoy trabajando y al que espero saber aportarle todo el valor que le haga falta para salir al mundo y enfrentarlo y darse a conocer