
El colectivo de trabajadores mayores de 50 años es el que peor expectativas tiene de mantener el empleo o, en el caso de haberlo perdido, de encontrar uno nuevo. La Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma) levanta la voz en defensa de estas personas y considera que el Gobierno debería ‘premiar’, de alguna manera, a las empresas que mantengan en sus plantillas a trabajadores de esta edad y a las que los contraten.
Así lo pone de manifiesto en el informe ‘El trabajo más allá de los 50. Informe sobre la prolongación de la vida activa’, realizado por Ceoma a través de Análisis Sociológicos Económicos y Políticos (ASEP).
Ceoma apuesta concretamente por establecer incentivos para las empresas para que obtengan algún tipo de beneficio por mantener en sus plantillas a trabajadores de más de 50 años y por contratar a empleados de esa edad, con beneficios adicionales si se trata de mujeres.
En la misma línea, las organizaciones de mayores consideran que deberían establecerse incentivos también para las agencias de empleo y de gestión de recursos humanos, con el fin de que en su cartera tengan siempre una proporción de trabajadores mayores de 50 años.
El estudio es partidario, igualmente, de que las empresas y las administaciones públicas elaboren planes de carrera que contemplen el envejecimiento de sus trabajadores, planificando su evolución laboral en cuanto a responsabilidades, funciones a desarrollar, horarios, etc., con el fin de evitar despidos y prejubilaciones por la edad de los trabajadores.
En la presentación de este informe, el director general de Empleo de la Comunidad de Madrid, Valentín Bote, resaltó que:
“la mayor parte de las empresas, en vez de aprovechar la experiencia y conocimientos de los trabajadores mayores, intentan centrifugarlos y así lograr que abandonen su puesto”.
«Tenemos algo perverso -añadió-, como es un sistema de incentivos dentro de nuestro marco laboral que motiva que desprenderse de esos trabajadores mayores de 55 años, que están en la flor de su vida laboral, sea mejor que mantenerlos en la empresa».
Bote también considera «perverso» que el coste de las prejubilaciones no lo tenga que soportar la empresa, sino toda la sociedad. Por este motivo, acabar con esta práctica, establecida dentro de las negociaciones colectivas, es, en su opinión, «la reforma laboral más urgente que hay que abordar».