No cabe duda que las nuevas tecnologías y en concreto las redes sociales están dándole una vuelta al tema de buscar – ofrecer – encontrar trabajo. Pero al final, no dejan de ser herramientas que facilitan y simplifican los procesos, pero que no terminan de sustituir o mejorar la impresión que se lleva uno cuando está cara a cara con quien va a trabajar.
De hecho cada vez están cobrando más auge los denominados eventos de networking que se apoyan y difunden desde las redes sociales, pero que pivotan siempre sobre un encuentro físico: iniciador, pink slip party, first tuesday, desayunos de networking…
Y ahora nos llega desde Francia un nuevo concepto: el colunching. Se trata de citas gastronómicas-laborales para teletrabajadores. Una nueva fórmula de networking que va más allá del intercambio de contactos a través de las redes sociales. Son reuniones de sobremesa en las que freelance, autónomos y emprendedores que suelen trabajar desde su propia casa aprovechan para relacionarse y cruzar opiniones y proyectos mientras comparten algo de comer.
La ideóloga e inventora de este formato es Sonia Zannad, que tras montar una agencia de comunicación y cansarse de comer sola frente al televisor (su casa es su propia oficina y no tiene compañeros con quienes compartir el almuerzo), decidió organizar quedadas con trabajadores en situaciones similares. Se apoyó en facebook para ello. A partir de ahí el concepto ha ido evolucionando hasta llegar a eventos por medio país en los que trabajadores, parados y empresarios se ven las caras en restaurantes, discotecas y demás centros de la vida diaria.
Otra idea similar es la de Paul Landowsky: el Café-Empleo. Que pretende «democratizar la entrevista de trabajo» llevándola de la oficina al restaurante. De este modo, él hace de intermediario entre las empresas que quieren reclutar a alguien y los candidatos que él conoce a través de las redes sociales (esto me recuerda a wiseri, pero sin comida de por medio). Landowsky organiza una velada entre todos y el currículo pierde relevancia… lo que se valora es si el candidato encaja en la dinámica de la empresa por su manera de desenvolverse.
Hasta la fecha, 5.000 personas han recurrido a los cafés-empleo y el 12% de ellos ya tiene un contrato indefinido.