Hace algún tiempo, ya os contamos en este post que los expertos habían señalado que el Alzheimer podría catalogarse como diabetes ‘tipo 3’, por lo que la relación entre ambas dolencias no es ni mucho menos nueva.
Lo que sí es reciente es la afirmación que realizó la neuropatóloga norteamericana Suzanne de la Monte, quien indicó, además, que las personas con diabetes ‘tipo 2’ tienen un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer.
La investigadora del Hospital de Rhode Island fue la encargada de impartir la conferencia inaugural del XXIV Congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED) que reunió en Sevilla a más de 1.200 especialistas. Bajo el título ‘Diabetes y enfermedad neurodegenerativa’, de la Monte abordó las semejanzas entre diabetes tipo 2 y Alzheimer, afirmando que comparten mecanismos de desarrollo.
Según su teoría, la deficiencia de insulina y la menor sensibilidad a esta hormona producen en el cerebro una serie de alteraciones que son muy similares a las que experimenta cuando sufre Alzheimer, por lo que ambas enfermedades tienen orígenes muy similares. En este sentido, se han realizado diferentes experimentos con roedores en los que, al suministrarles una sustancia que produce diabetes, experimentaron déficits cognitivos similares al Alzheimer.
Si la formulación es correcta, el déficit de insulina o la resistencia a ella provocaría que las neuronas tengan dificultad para poder utilizar la glucosa, lo que ocasionaría un déficit en su producción de energía, un mayor estrés oxidativo, una menor supervivencia celular y por tanto la muerte neuronal.
Además, la menor sensibilidad a la insulina produce un daño en los pequeños vasos sanguíneos y capilares que riegan el cerebro, lo que daría lugar a la acumulación de proteína beta amiloide en forma de placas seniles. Éstas producen toxicidad neuronal y están en el origen de la enfermedad de Alzheimer.
Por último, de la Monte indicó que, según los resultados de su investigación, la administración de glucosa o insulina en pacientes con Alzheimer podría hacer mejorar su memoria y su capacidad de adquisición de conocimientos y que la falta de acción de insulina en nuestro cerebro también sería clave para avanzar en la investigación de otras enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.