
Imaginad un paraje tan paradisiaco como las orillas del lago Eyasi, a la sombra del cráter del Ngorongoro, en Tanzania. Hasta allí viajamos hoy para conocer a uno de los linajes más antiguos de la humanidad: los hadzas, una pequeña tribu compuesta por 1.300 personas que se dedican por completo a la caza y la recolección tomando de la naturaleza aquello que les ofrece.
En su fascinante mundo, los hadzas hablan una lengua de chasquidos que no guarda relación con ninguna otra de las que hoy día conocemos en la Tierra. Tienen una relación tan especial con su entorno, que utilizan el canto de un ave africana para guiarse hasta las colmenas en los baobabs y sus flechas están terminadas con plumas de gallinas de Guinea.
En palabras de un miembro de esta tribu, recogidas por la ONG Survival:
Nuestra historia oral no contiene ninguna evidencia de que hayamos pasado hambre. El motivo es que para comer dependemos de productos de nuestro entorno, como bayas, tubérculos, frutos del baobab, miel y numerosos animales salvajes. Viviendo así el medio ambiente del que dependemos no queda dañado y se mantiene sano
Los hazdas han vivido en el Gran Valle del Rift durante miles de años y, sin embargo, en el último medio siglo han perdido el 90% de sus tierras, además de los animales y las plantas de las que dependen para subsistir.
A pesar de ello, en estos días estamos de celebración, porque se cumple el primer aniversario de un hito para sus derechos territoriales: en octubre de 2011 el Gobierno de Tanzania reconoció la importancia de la tierra para los hazdas haciendo entrega formal de títulos de propiedad territorial a esta comunidad.
Os dejamos con una galería de imágenes que han elaborado desde Survival para celebrar este primer aniversario de la victoria territorial: