La felicidad es una incógnita. Aquello que nadie atrapa y todo el mundo persigue. Un invitado en casa que nos visita, se muda y se marcha sin avisar para que con su ausencia acusemos más y revaloricemos su incuestionable deseada presencia. ¿Es la felicidad algo que se conquista? ¿Algo que premia al que se esfuerza por conseguirla, a la bondad, a una impecable coherencia entre convicciones y acciones? ¿Acompaña acaso al más rico siempre, al más pobre, al que tiene más limpia la conciencia?
¿Es un valor la felicidad? ¿Un estado? ¿Un derecho? ¿Una conquista? Sea lo que sea, ¿cómo acceder a ella? ¿Quién tiene la respuesta? ¿Existe una forma magistral que encamine nuestros pasos hasta ella o es que hay una versión de la felicidad para cada individuo?
No hay pócimas, ni ungüentos, ni elixires, ni caminos directos hacia la felicidad. Y es que, a nuestro modo de entender, es uno de los misterios inescrutables de la existencia. ¿O no? En cualquier caso, tratamos este tema hoy porque es la segunda vez que conmemoramos el Día Internacional de la Felicidad porque, resulta, que la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) es consciente de que su búsqueda “es un objetivo humano fundamental”. Y vaya si lo es.
A propósito de la felicidad, hoy, haciendo coincidir a conciencia con el Día Internacional de la Felicidad, se nos ofrece la oportunidad de entrevistar al ganador del ‘Premio de hoy 2013’ que, precisamente, ha recaído en una obra que explica cómo desarrollar nuestras capacidades para ser felices. La obra ganadora se llama ‘Nuestra mente maravillosa’ (Temas de Hoy, 2013), es de Fernando Alberca (autor también de ‘Todos los niños pueden ser Einstein’) y recalca que “emplear al completo nuestro cerebro con eficacia nos lleva a la felicidad”.
Parece ser, según este experto, que:
Quien no aprenda a orientarse en todos sus ámbitos vitales, ámbitos de movimiento y dimensiones personales –individual, familiar y social- tendrá más difícil encontrar en el día a día la felicidad que persigue
Pero mantengámosnos positivos en un día tan especial como hoy, en el que se conmemora la felicidad que, volvemos a repetir, para nosotros no hay un modo único de hallarla, mucho menos un método universal para encontrarla y mucho menos aún para condurarla y que no se escape si es que vino. Sin embargo, coincidiréis en que es hermoso perseguirla, trabajarse y acicalarse para su conquista, deleitarse y postergar otro ánimo cuando se está en ella, gozarla y gozarse en ese estado extásico que va parejo con su llegada y su permanencia.
No obstante, si una teoría de la felicidad nos ha calado hondamente es la que hemos encontrado de Fernando Alberca y que duerme sedienta de compartirse en las páginas del ‘Premio de Hoy 2013’ que os referíamos. Es larga, pero esencial:
La felicidad que el hombre debe pretender estriba en sacarle el máximo partido a su labor cotidiana, buscando unos objetivos concretos que constituyan su proyecto afectivo, profesional y cultural. Estos han de estar motivados por una personalidad lo más equilibrada posible, que ni se derrumbe ante tantas contingencias como vendrán en la vida, ni se exalte orgullosamente en exceso ante los éxitos; que sepa tener valor para seguir adelante ante las adversidades, sensatez y prudencia para recibir el triunfo de la consecución de las metas propuestas. Ha de vivir con la medida que le trae la prudencia, con inteligencia y autodisciplina, con nobleza, con capacidad de olvido ante los fallos propios y ajenos. Habrá de saber descubrir todo lo bello y hermoso y noble que hay: gozar y disfrutar de la belleza
Y parafraseando a Fernando Alberca, ciertamente: “el ser humano es genial por naturaleza”. ¡Pasen todos ustedes un muy feliz día!