
He pasado por el Cirkid y he descubierto que este circo acuático apuesta por cuidar el medio ambiente. Es decir, además de ser un circo innovador, creativo, intergeneracional, sensitivo, multicultural y hogareño es, ante todo, respetuoso.
De hecho, cuenta con un completo y moderno sistema de depuración de agua, además de dos camiones cuba capaces de trasladarla de un lugar a otro. De este modo, reutilizan los más de 50.000 litros que se utilizan en el espectáculo.
Asistimos a la presentación de numerosos animales (loros, cocodrilos, una foca, un pingüino, un pelícano…) que, curiosamente, no realizan juegos malabares o números espectaculares. Según Rafael González, uno de los responsables de Cirkid:
“Los animales aquí no hacen los números esperados en otros circos. Intentamos que formen parte del espectáculo de forma natural, es decir, en su propio hábitat para que los niños aprendan cómo actúan realmente”.
Según González, todos los animales que aparecen en el circo acuático han nacido en cautividad y han crecido en él exclusivamente para formar parte del espectáculo.
Cada animal tiene un cuidador especial y, cuando el circo viaja, ellos son los primeros en recogerse y los primeros en ubicarse nuevamente en las infraestructuras correspondientes.