El uso de componentes químicos en la agricultura influye de manera negativa en numerosas especies vegetales y animales. Uno de los casos más conocidos, y sobre el que actualmente se han puesto todos los focos, es el de los plagicidas que están haciendo que las abejas reduzcan considerablemente su población.
En la Unión Europea hace ya tiempo que se veía necesario aumentar el control de los productos químicos destinados a la agricultura y el año pasado se comprometió a impulsar un estudio a nivel europeo y a buscar soluciones.
Este compromiso se ha acelerado tras las alarmantes conclusiones extraídas de un reciente estudio de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre los riesgos que plantean para las poblaciones de abejas el uso de determinados pesticidas.
El informe de la EFSA señala como insecticidas perjudiciales para las abejas a tres neonicotinoides, unos pesticidas que pueden encontrarse en granos y semillas y afectar al sistema nervioso de estos insectos polinizadores causándoles parálisis e incluso la muerte.
En relación con el mencionado estudio de la EFSA, el portavoz comunitario de Salud, Frédéric Vincent, ha dicho que aunque no sea el único informe a tener en cuenta y falten datos por examinar:
Hay conclusiones bastante claras, inquietantes, sobre el impacto que podrían tener estos productos en el néctar y el polen
La UE tratará este asunto en una reunión de expertos de los Estados miembros el próximo 31 de enero donde, una vez analizadas las alegaciones que las compañías encargadas de comercializar en Europa los plaguicidas detectados como perjudiciales en el informe de la EFTA presentaron ante la Comisión Europea hace unos días, planteará medidas para proteger a estos insectos claves para el equilibro de los ecosistemas.