La vida en grupo estresa el cuervo

Fotos: Adam Wajrak
Fotos: Adam Wajrak

La tensión característica que siente el ser humano al formar parte de grandes grupos es compartida por los cuervos (Corvus corax), según una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los resultados indican que los cuervos  que viven en bandos, mayoritariamente formados por ejemplares jóvenes, padecen más estrés que los que viven en parejas de forma solitaria.

El trabajo, que ha sido publicado en la revista Biology Letters, revela que la concentración de los restos de corticosterona­ –una hormona secretada por el organismo como respuesta al estrés– es hasta un 40% superior en las heces de los ejemplares gregarios.

Los resultados han sorprendido al equipo, puesto que “siempre se había pensado que las amenazas derivadas de regentar un territorio en solitario generaban más ansiedad”, explica una de las participantes en el estudio, la investigadora del CSIC en la Estación Biológica de Doñana Ainara Cortés.

Sin embargo, la vida en comunidad acarrea fenómenos asociados a un elevado consumo energético como la búsqueda de alimentos y la competición por ellos entre los propios miembros del grupo, y un mayor riesgo de depredación. El cuervo es una especie longeva en la que el aislamiento en pareja del resto del grupo se asocia con una edad más adulta.

Según Cortés:

“El hecho de que la vida en comunidad suponga un mayor nivel de estrés para los cuervos puede ser uno de los factores que motive su decisión de abandonar el grupo y empezar una vida en pareja”.

La concentración media de restos de corticosterona en ejemplares gregarios asciende hasta los aproximadamente 55 nanogramos por cada gramo de deposición (ng/g), mientras que en las parejas territoriales esta cifra es tan sólo 30 ng/g. Los datos fueron obtenidos a partir del análisis de 140 muestras de heces, 94 de ellas procedentes de ejemplares sociales y otras 46 pertenecientes a cuervos territoriales. Todos ellos forman parte de una población del bosque de Bialowieza, en Polonia.

La hembra se estresa aún menos

Mientras que en la vida en comunidad el nivel de estrés es prácticamente similar entre machos y hembras, las hembras que viven en territorios aislados presentan un nivel de estrés muy inferior al de los machos con los que están emparejadas (24 ng/g y 38 ng/g, respectivamente).

Aunque la vida solitaria de los cuervos en pareja se asocia a la época de cría, los machos y las hembras comparten las tareas de crianza de la prole. Cortés concluye:

«Sin embargo son aquellos los que invierten más en la defensa del territorio, de sus recursos y de la pareja frente a los intrusos, por lo que su nivel de estrés es mayor».