Proyecto Esperanza presenta su último informe sobre intervención con mujeres víctimas de trata

Presentación de la II Evaluación de impacto de víctimas de trata en La Casa Encendida
Foto: Proyecto Esperanza

En 1999 la obra de las Religiosas Adoratrices puso en marcha un programa de apoyo integral para mujeres víctimas de trata a través de su Proyecto Esperanza. Desde entonces, la organización ha atendido a más de 630 mujeres y periódicamente realiza informes para medir el impacto de su intervención y mejorar sus prácticas profesionales.

Recientemente se ha presentado, en La Casa Encendida de Obra Social Caja Madrid, su II Evaluación de impacto de víctimas de Trata: Recuperando derechos, progresando en dignidad, que evalúa la intervención socio-educativa en 32 mujeres que fueron víctimas de la trata durante el período 2006-2010.

Entre los datos y las principales conclusiones del informe destaca el hecho de que la edad de las mujeres víctimas de trata sea cada vez más baja, siendo el 50% menores de 23 años y solo un 9% mayores de 35 años.

El informe incide especialmente en la necesidad de mejorar la situación jurídica de estas mujeres. Solo un 60,9% de las que contactaron con la policía presentaron denuncia, porcentaje que disminuye a menos del 50% en el caso de las que contactaron directamente o lo hicieron a través de una ONG. Además, sólo el 50% de las denunciantes conocen que en su caso haya habido sentencia y ninguna de ellas ha cobrado indemnización.

En este sentido, el responsable de Formación de la organización, Antonio Rivas, explica que hay muchas mujeres que no denuncian por miedo a futuras represalias y otras muchas que piensan que su colaboración con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado les favorecerá en el acceso a los servicios que ofrece el proyecto y en la consecución de su documentación.

La explotación sexual, la forma más común de trata

Las mujeres atendidas por casos de trata proceden de todos los continentes y poseen niveles formativos muy variados, pero suelen tener en común haber sido captadas bajo la falsa promesa de un trabajo. La explotación sexual sigue siendo la forma de trata más común alcanzando el 96,6% de los casos, aunque también existen otros fines de explotación como la del servicio doméstico, la mendicidad o la vinculada a algunos matrimonios.

Como aspecto positivo, destaca el aprendizaje de las mujeres participantes en este proyecto, ya que el 90% de las entrevistadas recibió algún tipo de formación.  Cerca de un tercio realizó un taller de habilidades, casi un 70% estudió idiomas, un 10% recibió formación reglada (ESO, Grado Medio, Universidad), y la mayoría hizo algún curso orientado al empleo.

Pese a que la actual crisis económica dificulta el desarrollo de los proyectos de las entidades sin fines lucrativos, las cifras avalan el buen hacer de Proyecto Esperanza y, tras su paso por esta experiencia, un 36% de las mujeres entrevistadas trabaja con contrato. No obstante, aún hay mucho por hacer en el campo de la integración laboral ya que un 19% trabaja sin contrato, un 23% está apuntada al paro y un 19% no tiene trabajo.

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