En los tiempos que corren la ayuda alimentaria para personas sin recursos es esencial. El otro día me comentaba una persona cercana a Cáritas que hay familias de clase media cuyos progenitores se han quedado en paro, que acuden a la ONG avergonzados pidiendo que, por favor, les ayuden con alimentos e insistiendo que se los hagan llegar de alguna forma discreta de pura vergüenza que les da pasar por la necesidad.
Bien, pues esto viene al hilo de que recientemente el Gobierno ha informado de que la continuidad del Programa Europeo de Ayuda Alimentaria a los Ciudadanos más Desfavorecidos puede verse comprometida. Y hay que recordar que este programa presta ayuda a más de trece millones de personas sin recursos en la Unión Europea (UE) y, más concretamente, en nuestro país a 1,5 millones de habitantes necesitados.
Por ello, y menos mal, la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, pide a la Comisión Europea que examine todas las vías jurídicas posibles para dar continuidad al Programa Europeo de Ayuda Alimentaria a los Ciudadanos más desfavorecidos.
Por lo visto, como decía, la continuidad de este programa puede verse comprometida tras la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, que anula la validez de ciertas disposiciones del plan de distribución de alimentos a las personas más necesitadas. Parece ser que esta sentencia no tiene efectos retroactivos, pero “plantea serios obstáculos” para que esta ayuda pueda prestarse en el futuro ¡cuánto más falta hace! Y es que este proyecto no es más que la solidaridad europea hacia sus ciudadanos más necesitados.
Una no deja de sorprenderse. Resulta que el programa actual apenas supone el 1% de la PAC y, entre otras medidas, vuelvo a insistir, procura alimentos a más de trece millones de personas sin recursos en la UE y 1,5 millones en España.